El gobierno de derecha en “Israel” enfrentará un nuevo dilema: Deberá hacer concesiones a los palestinos para lograr algo de seguridad a través de una paz “justa” o acelerar la destrucción.
La tregua temporal en Gaza reveló la magnitud de la destrucción causada por los bombardeos israelíes. Día tras día, se descubre la verdadera dimensión de la catástrofe humanitaria provocada por la venganza israelí sin precedentes, que ha incluido el asesinato de civiles y niños, así como la destrucción de hospitales e infraestructuras. Estas acciones no agregan valor militar a ningún ejército en el mundo; más bien, representan una venganza realizada por “Israel” debido a su incapacidad militar y política para lograr la disuasión deseada frente a la resistencia palestina.
Además del daño físico, esta guerra que comenzó el 7 de octubre ha revelado que “Israel” está atravesando una gran crisis. Esto se manifiesta en su incapacidad para continuar la guerra o retirarse de ella, así como en varias crisis que se pueden detallar a continuación:
El dilema militar-político
Después de tres semanas de bombardeos sin precedentes en la historia de las guerras, “Israel” lanzó su ofensiva terrestre en Gaza. Después de aproximadamente un mes de combates, Hamas apareció en la ciudad de Gaza con todo su equipo militar, entregando el último lote de rehenes en la calle Palestina, donde las fuerzas israelíes afirmaron haber tomado el control.
Además de la falsedad de las afirmaciones israelíes sobre el control del norte de Gaza y la expulsión de sus habitantes, lo que revelaron los periódicos israelíes sobre deserciones y destituciones en las filas del ejército israelí, así como fugas y grandes fallas en la batalla, indica sin lugar a dudas que hay importantes fracasos militares después de la calma y las investigaciones israelíes.
Hoy, el nivel político israelí se encuentra en una posición incómoda. “Israel” se ha fijado objetivos extremadamente altos para esta guerra, que no ha logrado después de casi 50 días de combate. No parece que las capacidades estén disponibles para lograr estos objetivos, especialmente porque el ejército no puede registrar victorias militares que permitan su consecución.
En consecuencia, el dilema israelí radica en la proporción entre los objetivos establecidos y las capacidades y posibilidades disponibles. Para evitar el dilema, “Israel” debe aumentar sus capacidades, lo cual es muy difícil después de utilizarlas todas, o reducir el alcance de sus objetivos, lo cual sería una pérdida segura.
El dilema de la confianza social
Desde su fundación, la sociedad israelí ha confiado en su “ejército protector”. Este ejército era la única institución en la que los israelíes confiaban según las encuestas previas a la guerra.
En estos sondeos, la confianza del público en la Knesset y el gobierno israelí era muy baja, mientras que el ejército era la única institución israelí en la que el público confiaba en gran medida. Sin embargo, lo que sucedió el 7 de octubre y después de la guerra evidenció importantes fracasos de guerra que han afectado seriamente la confianza del público israelí en el ejército, especialmente con respecto a su capacidad para proteger al Estado y a los ciudadanos.
El dilema del valor humano y el individuo
Desde hace mucho tiempo, el israelí ha vivido con la creencia de que es un “ciudadano valioso”. Era un votante que decidía la forma de las instituciones en elecciones libres y su voto era escuchado. Incluso la vida de los ciudadanos tenía un gran valor para su Estado, como lo demostraba el intercambio de miles de prisioneros palestinos por un soldado (caso Shalit) o el esfuerzo realizado para saber sobre su paradero o recuperar sus restos en caso de muerte.
Sin embargo, durante esta guerra, Netanyahu y los líderes militares y muchos funcionarios israelíes anunciaron que “el objetivo de destruir a Hamas es más importante que recuperar a los rehenes” y que “la meta de recuperar a los rehenes no es una prioridad”. Además, declaraciones similares sugieren que “Israel” debe continuar la guerra incluso si todos los rehenes mueren.
Estas creencias entre los líderes israelíes han retrasado las negociaciones sobre el intercambio de rehenes y han menospreciado las vidas de los rehenes israelíes. También han ignorado las súplicas de los familiares que exigen la liberación de sus hijos e hijas, especialmente después de que los ataques israelíes en el enclave llevaran a la muerte de algunos de ellos.
Esta experiencia y la proporción del intercambio de rehenes con los prisioneros palestinos después del 7 de octubre indican un cambio en el pensamiento sionista-israelí. Ahora, “el Estado y su seguridad” son más importantes que la vida del individuo en “Israel”, lo que profundizará la brecha entre el Estado y el individuo, y entre el último y sus instituciones. La crisis de confianza en el escudo protector, es decir, el ejército, se suma a la crisis.
Como resultado, el 7 de octubre y los días que siguieron serán un punto de inflexión histórico para los israelíes. La seguridad y la bonanza que solían atraerlos desde lejos para asentarse en “Israel” serán cosas del pasado. No habrá confianza en ninguna seguridad después de ver a los combatientes de la resistencia penetrar las barreras tecnológicas. La bonanza no atraerá a personas que pongan en peligro su seguridad y la de sus hijos. La guerra que Netanyahu les prometió que devolvería la seguridad y la grandeza de la disuasión no parece que vaya a lograr nada.
Ante este panorama de crisis políticas, militares y sociales, el gobierno de derecha en “Israel” enfrentará a un nuevo dilema. Deberá hacer concesiones a los palestinos para lograr algo de seguridad a través de una paz “justa” o acelerar la destrucción.
Fuente: Al Mayadeen