Damasco, 23 oct (SANA) La Franja de Gaza es hoy epicentro del conflicto con Israel a partir de los ataques aéreos perpetrados por Tel Aviv en las últimas semanas, pero otras regiones palestinas también sufren día a día la tragedia de la ocupación.
Así lo relata la artista y activista brasileña Diana Emidio, quien estuvo en el terreno y cedió a Prensa Latina sus testimonios:
“Palestina, enero de 2023. Salimos de Ramallah para visitar otra región de Palestina. Tomamos una camioneta y conocimos a W. Durante el viaje hablamos de nuestras culturas. Tiene curiosidad y se alegra de ver a extranjeros visitando otras partes de Palestina.
Israel lleva a cabo una fuerte campaña para impedir que los turistas se encuentren con palestinos, etiquetándolos de «terroristas». Continuamos nuestra conversación y cuando llegamos a nuestro destino, nos invitó a comer y tomar té con él.
Aceptamos la invitación y comimos en la calle, donde él insistió en pagar la cuenta. Luego nos invitó a visitar su casa y aceptamos sin pensarlo. Cuando llegamos, su madre ya nos estaba esperando con zumo y té.
Nos sentamos en la sala y hablamos un rato. Nos mostró fotos de sus otros hijos y me invitó a ver su casa.
Al rato, fuimos a visitar una mezquita y ver los controles que cruzan la ciudad. En un momento tuvimos que separarnos, porque incluso en la parte palestina los israelíes estaban presentes con ametralladoras, restringiendo la libertad de movimiento de los palestinos.
Lo miré y pensé en mi hijo, que tiene la misma edad, y en cómo puede caminar libremente por Brasil, sin ser oprimido en su propia ciudad, sin ver la ocupación sionista extendiéndose por toda la ciudad. Incluso ante todas estas adversidades, siguió sonriendo y mostrando orgullo por su pueblo.
Durante los últimos días hemos estado en contacto y hoy me envió el siguiente mensaje:
«Los niños en Palestina no tienen confianza en el futuro. Para ellos, el futuro es incierto: podría estar marcado por balas que hieren nuestros cuerpos o bombardeos que destruyen nuestros sueños.
Nuestra vida se convierte en un infierno. Queremos que el mundo nos preste atención. con todas sus fuerzas. No buscamos dinero ni ayuda, solo queremos que termine la ocupación para que podamos vivir en libertad y permitir que los niños vivan como cualquier otro niño en el mundo.
Deseamos la paz y queremos vivir sin ocupación. Y la tierra debe ser devuelta a nosotros. Nuestras cuentas de redes sociales están ocultas y nos comunicamos entre nosotros a través de Telegram».
Cuando la gente me pregunta por qué comparto imágenes de esta masacre en mis redes sociales, él y su familia son una de las razones. Es sólo un joven que quiere ser escuchado».
Fuente: Prensa Latina