Damasco, 01 jul (SANA) En las tierras ancestrales de Siria, los corazones se llenan de júbilo y devoción durante las festividades religiosas, cuando las antiguas costumbres y tradiciones se entrelazan con la esencia espiritual del pueblo. Con una rica diversidad cultural y religiosa, el país se convierte en un escenario de mosaico vibrante donde las celebraciones cobran vida.
En estas festividades, los lazos familiares y comunitarios se estrechan aún más, y se extienden los brazos de generosidad y hospitalidad. Las calles se adornan con luces coloridas, y las mezquitas y lugares de culto resuenan con cánticos y oraciones.
Durante el Eid al-Fitr, tras el sagrado mes de Ramadán, las familias se reúnen para compartir deliciosos manjares tradicionales, como el famoso maqluba y los dulces baklava. Se intercambian regalos y se visten con elegancia para visitar a parientes y amigos, ofreciendo saludos llenos de alegría y buenos deseos.
En cambio, el Eid al-Adha trae consigo un espíritu de sacrificio y devoción. En este tiempo sagrado, las familias acuden a las mezquitas para las oraciones matutinas y participan en el rito del sacrificio del cordero, en conmemoración del acto de obediencia de Abraham hacia Dios. La carne se comparte entre los necesitados, fortaleciendo los lazos de solidaridad y compasión.
Además de estas festividades islámicas, Siria también es hogar de comunidades cristianas que celebran sus propias tradiciones religiosas. En Navidad, Pascua, Ascensión, Pentecostés, y Todos los Santos, las iglesias se llenan de cantos y oraciones, y las familias se reúnen para compartir la alegría. Los hogares tanto de cristianos como de musulmanes se adornan con árboles de Navidad y luces brillantes, mientras que los aromas de platos típicos como el Kibbeh y el Safiha invaden las cocinas.
En estas fiestas, las calles se engalanan con luces y coloridos adornos, y el aroma de los famosos dulces sirios inunda el aire. Las familias se reúnen alrededor de mesas llenas de manjares, compartiendo risas, historias y afecto. Es un momento para la reflexión y la espiritualidad, para reafirmar los lazos de unidad y amor fraternal.
Sin duda, en Siria las festividades religiosas son momentos de alegría, espiritualidad y arraigo cultural. Más allá de las diferencias, estas celebraciones unen a la gente en un espíritu de amor, respeto y armonía, recordándonos la importancia de la convivencia pacífica y el respeto mutuo.
En medio de la complejidad del mundo actual, la tradición de compartir dulces y risas durante las fiestas sigue siendo un hilo conductor que une a las comunidades, extendiendo un mensaje universal de paz y armonía, reafirmando la identidad y el sentido de pertenencia a esta tierra llena de encanto y dulzura: Siria.
Por Ammar Al-Hammoud/fm