Damasco, 17 jun (SANA) Durante siglos, los judíos han formado parte integral del tejido social de Siria, dejando una marca indeleble en la historia del país. Aunque la comunidad judía en Siria ha disminuido significativamente durante las últimas décadas, su impacto y su legado aún perduran.
Los judíos sirios desempeñaron un papel destacado en la vida económica y cultural del país. Su presencia se remonta a miles de años, y en su apogeo, comunidades judías prósperas se establecieron en ciudades como Damasco, Alepo, Homs y Qamishli.
También, se involucraron en una amplia gama de industrias, incluyendo el comercio, la artesanía y la medicina, y contribuyeron al desarrollo económico de su país Siria y la región, junto a musulmanes y cristianos.
Además de su influencia económica, los judíos sirios también dejaron su huella en la cultura y la vida intelectual de Siria. Destacados escritores, poetas y músicos enriquecieron la escena cultural, aportando nuevas perspectivas y creando obras que aún se aprecian en la actualidad.
Uno de los legados más visibles de la comunidad judía en Siria son los barrios y calles que llevan sus nombres. En ciudades como Damasco y Alepo, aún se pueden encontrar calles como “Harat al-Yahud” (El Barrio de los Judíos) y “Bab al-Yahud” (La Puerta de los Judíos). Estos lugares son testigos de la diversidad y la coexistencia que existía en el pasado.
Los lugares de culto judíos, como las sinagogas, también son parte integral del patrimonio arquitectónico de Siria. La Sinagoga Jobar en Damasco es uno de los sitios más antiguos y venerados. Con más de 2.000 años de historia, esta sinagoga es un testimonio vivo del pasado judío de Siria.
La mayoría de los judíos sirios emigraron a Estados Unidos, México, Argentina, Chile, entre otros países en las décadas posteriores a 1948, su legado y su influencia perduran en la memoria colectiva de Siria.
Por Ammar Hamoud/fm/sm/ed