SANA en Español
La intención, los propósitos, son obvios: impedir que el país árabe continúe su reconstrucción tras el azote de una guerra insuflada por el Imperio durante 12 años, al tiempo que mantiene el saqueo del petróleo sirio y protege el enclave militar que erigió ilegalmente en la zona norte de la nación.
Damasco, 24 may (SANA) Inmersa la atención del mundo en la guerra que Estados Unidos utiliza a Ucrania para destruir a Rusia, con alguna mirada -solo eso- a la represión del colonialismo israelí contra los palestinos, el establishment norteamericano está dedicando parte de sus esfuerzos contra los pueblos a organizar, armar y manejar a un nuevo ejército de mercenarios contra Siria.
La intención, los propósitos, son obvios: impedir que el país árabe continúe su reconstrucción tras el azote de una guerra insuflada por el Imperio durante 12 años, al tiempo que mantiene el saqueo del petróleo sirio y protege el enclave militar que erigió ilegalmente en la zona norte de la nación.
Y es que Estados Unidos trata de asfixiar a Siria luego de continuados fracasos de doblegarla, gracias a la ayuda solidaria rusa y al reconocido desempeño del Ejército Árabe Sirio.
La mayor vileza en todo esto es que ello ocurre cuando empiezan a regresar parte de los millones de sirios refugiados en otras naciones vecinas y se comienzan a solucionar necesidades alimentarias y de salud, en tanto se enfrenta la destrucción de gran parte de la infraestructura.
El desempeño estadounidense contra Siria coincide con la permanente y ahora aumentada agresión aérea sionista a diversas partes de la nación, alegando que Israel se siente amenazado por la presencia militar iraní.
CONTRASTE
Todo ello contrasta con la ayuda humanitaria que llega principalmente desde Rusia para los damnificados de un reciente terremoto que afectó también severamente a Turkiye.
Ahora la renovada acción represiva norteamericana de volver a conformar un ejército mercenario títere, juega con la impronta electoral demócrata de mantener en vilo y constante jaque a los que considera enemigos de Estados Unidos, principalmente a Rusia y China.
Ello contrasta aparentemente con la agenda opositora republicana de retirar sus soldados de Siría, aunque ya había sido expuesto por el anterior gobiernó de Donald Trump, que solo quedó en el anuncio, porque nunca se llevó a la práctica.
Algo similar pasó con Afganistán, pero allí las tropas norteamericanas tuvieron que ser evacuadas tras 20 años de ocupación sin haber logrado vencer a los talibanes.
Biden, como Trump antes recurre a la misma política de opresión máxima contra la República islámica de Irán, mediante sanciones económicas, comerciales y financieras, de alcance extraterritorial, para impedir que ayude al gobierno de Al Assad en la reconstrucción del país, así como impedir que Teherán y Moscú, los principales aliados de Damasco, se sientan vencedores.
El poder imperial se resiste a perder la influencia regional reconquistada por Rusia, aliada y garante de la seguridad estratégica de Siria desde la década de los 60, lo que permitió la construcción de la única base naval rusa en el Mediterráneo.
LA HELMS-BURTON SIRIA
Desde hace tres años Estados Unidos creó y aplicó la denominada Ley César contra Siria, un equivalente a la Helms-Burton contra Cuba.
Es una ley con alcance extraterritorial, que une condiciones a cumplir para presuntamente sustituir al bloqueo que mantiene contra el país árabe.
Comenta el colega Leonel Nodal en Juventud Rebelde que las sanciones en general aplicadas por Estados Unidos contra Siria agrede tanto al comerciante como al más común de los sirios, con el fin de evitar que reconstruya su vivienda destruida durante la agresión.
El establishment estadunidense, que insufla por todas las formas al sionismo, pretende que el pueblo sirio se arrodille y acepte las exigencias del Imperio y quede insertado en el esquema de su dominio para la región, puesto en marcha en 1948 con la instalación en Palestina del Estado sionista de Israel, el principal aliado de Washington.
Por Arnaldo Musa
Fuente: Cubasí
