Los planeadores y ejecutores de la Nakba quisieron que Palestina sea una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra, y apostaron que el nombre de Palestina sea borrado de la historia y por ello perpetraron las peores masacres y conjuras, sin embargo los palestinos han demostrado firmeza y apego a sus derechos.
Jerusalén ocupada, 14 may (SANA) Nakba es un término árabe que significa “catástrofe” y se refiere a la fecha de usurpación de Palestina el 15 de mayo de 1948 y el éxodo masivo palestino.
Es la fecha conmemorativa más importante del calendario palestino, siendo conmemorado con protestas y celebraciones también en otros lugares fuera de Palestina.
Un injusticia tras otra sufre el pueblo palestino desde aquella fecha hasta el día de hoy, mientras la comunidad internacional guarda un vergonzoso silencio ante los crímenes del ocupante israelí.
La Organización de las Naciones Unidas no ha logrado hasta el momento implementar ninguna de sus resoluciones emitidas por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad que apoyan el derecho de los refugiados palestinos a retornar a sus hogares y el establecimiento de un Estado palestino independiente dentro de los límites del 4 de junio de 1967, con su capital en Jerusalén.
Los planeadores y ejecutores de la Nakba “hecatombe” quisieron que Palestina sea una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra, y apostaron que el nombre de Palestina sea borrado de la historia y por ello perpetraron las peores masacres y conjuras, sin embargo los palestinos han demostrado firmeza y apego a sus derechos.
La nefasta promesa de Balfour de 1917 fue uno de los peores complots tejidos para la región árabe, y lo siguieron otros como el reciente “Acuerdo del Siglo” anunciado por el ex presidente norteamericano Donald Trump, quien reconoció en 2017 a Jerusalén ocupada como capital de “Israel” y trasladó la embajada norteamericana a la ciudad santa en 2018.
75 años han transcurrido desde la Nakba del pueblo palestino cuyo sufrimiento aún continúa a la sombra de la maquinaria criminal sionista que continúa su proyecto usurpador del territorio palestino para la creación de colonias con el apoyo de Washington.
A pesar de la criminalidad del ocupante los palestinos se mantienen firmes y aseguran que Palestina y Jerusalén son tierras sagradas y tarde o temprano volverán a sus dueños legítimos.
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