“En las zonas del norte fuera del control del gobierno, los cristianos están sufriendo, quedan muy pocos, sobre todo los ancianos, y viven en una gran angustia, mientras que en Alepo y las zonas vecinas estamos bien desde este punto de vista, de hecho, podemos llevar a cabo nuestras oraciones, procesiones y servicios en las calles”, informa monseñor Tobji.
Damasco, 5 abr (SANA) El arzobispo de la iglesia maronita de Alepo, monseñor Tobji, relata el esfuerzo para la reconstrucción después del terremoto.
En Alepo las procesiones y los oficios celebrados en las calles se convierten en un patrimonio común que da esperanza y transforma el sufrimiento en amor.
“Estamos viviendo una Cuaresma sufriente pero llena de solidaridad, el verdadero acontecimiento no es el terremoto sino la sensibilidad mostrada por el mundo hacia nosotros”.
Monseñor Joseph Tobji, arzobispo maronita de Alepo, consigue captar el aspecto positivo de una tragedia que ha puesto a Siria en el foco de atención de toda la comunidad internacional durante varias semanas.
Por desgracia, años de guerra y devastación no habían conseguido suscitar la misma compasión y apoyo.
Siria de nuevo en las noticias
“Vemos esto como un aspecto positivo, tanta gente se ha ofrecido también trabajando sobre el terreno, tantos jóvenes, tantas asociaciones y cofradías han estado activas para ayudar a los que han sufrido daños”, explica a continuación el prelado, “en todo el mundo se han llevado a cabo campañas para acudir en ayuda de nuestra gente”.
También ha llegado la solidaridad de las comunidades religiosas y de los países vecinos de la región, como Iraq y los Emiratos Árabes. “En medio de esta tragedia, se está viendo algo positivo -subraya el prelado-: Siria ha vuelto a aparecer en las páginas de los periódicos internacionales después de haber estado olvidada durante varios años”.
A continuación, monseñor Tobji recuerda que esta Cuaresma “diferente” llega después de más de una década de otros acontecimientos dolorosos: “Doce años de guerra, dos de pandemias de Covid, luego el cólera, las sanciones… Cada vez hay una cruz que llevar”.
Relaciones con los musulmanes
Siria está formada por un mosaico de confesiones religiosas, por lo que cobra aún más valor en este momento de 2023, cuando coinciden la Pascua y el Ramadán.
“Entre cristianos y musulmanes, el contacto es diario -dice Tobji-; por supuesto, hay mucha fraternidad, pero también hay algo que lastima las buenas relaciones, pero en general estamos muy bien juntos”.
“Con los musulmanes no sólo intercambiamos saludos formales, sino que mantenemos diálogos profundos, por ejemplo, sobre la figura de la Virgen María”.
“Las dos festividades coinciden -añade-, así como todas las sensibilidades que surgieron durante el terremoto y que movieron tanta solidaridad, ¡estamos en el mismo barco!”.
El sufrimiento que lleva al amor
Las celebraciones de la comunidad pudieron desarrollarse pacíficamente a pesar de los inconvenientes causados por los estragos del terremoto, algo para nada previsible tras los años más duros de la guerra, en los que los cristianos sufrieron numerosas prohibiciones en los territorios controlados por los terroristas.
Monseñor Tobji subraya que la comunidad cristiana “tiene muy en cuenta este momento litúrgico”: “No podemos dejar de asistir a estas celebraciones porque dan mucha esperanza y el sentido mismo de nuestra fe”.
Por eso los cristianos miran a la cruz y a la pasión de Cristo, para sacar fuerzas en las dificultades.
“Estamos acostumbrados al sufrimiento -afirma el obispo maronita-, el dolor educa a las almas para amar, no hay amor sin sufrimiento, Cristo se ofreció en la cruz impulsado por el amor y ésta es nuestra actitud”.
Sin embargo, el prelado no pretende subestimar “el peso del dolor”, porque “la gente está agotada por todos estos años de crisis”. La Pascua es también tiempo de resurrección y por eso “las expectativas de los jóvenes son muy altas”, pero el obispo de Alepo pide realismo porque “se destruye deprisa y se reconstruye despacio”.
“Debemos ser pacientes -dice- y esperar que la gracia del Señor abra los corazones y las conciencias de los gobernantes de todo el mundo, nuestra oración es por la paz en el mundo y la prosperidad de los pueblos”.
Comunidades cristianas bajo los yihadistas
El pensamiento del obispo se dirige también a las pequeñas comunidades cristianas del norte de Siria que siguen bajo el control de grupos terroristas.
Se trata de pueblos donde los cristianos no pueden profesar libremente su fe.
“En las zonas del norte fuera del control del gobierno, los cristianos están sufriendo, quedan muy pocos, sobre todo los ancianos, y viven en una gran angustia, mientras que en Alepo y las zonas vecinas estamos bien desde este punto de vista, de hecho, podemos llevar a cabo nuestras oraciones, procesiones y servicios en las calles”, informa monseñor Tobji.
Sirios unidos por la reconstrucción
Tobji concluye su relato sobre el marco social y religioso de esta Cuaresma en el norte de Siria haciendo balance de la reconstrucción de las estructuras de la comunidad cristiana en Alepo tras el seísmo: “La mayoría de los edificios de la ciudad están dañados, así que hemos formado un comité ecuménico para el socorro de todos los cristianos, del que soy presidente”.
Se han puesto en marcha dos proyectos, “el de reconstrucción y restauración de los hogares cristianos, que también proporciona ayuda para el alquiler a aquellos que han tenido que abandonar sus casas” y el de ayuda diaria en forma de “paquetes de comida y donaciones en dinero” a las familias, “porque el trabajo ya estaba faltando antes y con el terremoto se han perdido muchos más puestos de trabajo”.
Por Marco Guerra
Fuente: Vatican News