Latakia, 24 feb (SANA) “Esa criatura bella es como si fuera mía y no podía dejarla sola”, con esta frase, la enfermera Susan Damarkul recuerda los minutos del terremoto que ocurrió el pasado día 6 de febrero en la sala de incubadoras neonatales del Hospital Al-Sayed en la provincia costera de Latakia.
Explicó a SANA que antes de que tuviera lugar el terremoto, había colocado a la recién nacida en una incubadora. “Les dije a sus padres que se fueran a su casa y que estuvieran tranquilos porque la iba a cuidar”, detalló.
Cuando todo comenzó a balancearse violentamente, Damarkul agarró la incubadora con fuerza para mantenerla estable. Su teléfono seguía sonando, pero la bebé era más importante, y cuando todo terminó, abrazó a la bebé hasta que llegaron sus padres.
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