China vivió este 2022 bajo la regencia del Tigre y, tal y como marca la tradición, fue un año donde hubo mucha acción frente a desafíos y adversidades que marcaron su panorama socioeconómico. En lo adelante, el gigante asiático se enfocará en conseguir un desarrollo de calidad que garantice una base material sólida mientras mantiene la economía socialista reforzada con la fórmula de reforma y apertura, vigente con éxito desde 1979.
Damasco, 16 dic (SANA) China vivió este 2022 bajo la regencia del Tigre y, tal y como marca la tradición, fue un año donde hubo mucha acción frente a desafíos y adversidades que marcaron su panorama socioeconómico.
El país, denominado mundialmente el gigante asiático, abrió este período del calendario en modo deportivo con la celebración de las 24 Olimpiadas y Paralimpiadas de Invierno, que convirtieron a su ciudad principal en la única del planeta en albergar ambas variantes de la cita bajo los cinco aros.
Si bien a Beijing 2022 lo rodearon amenazas de boicot diplomático y transcurrió sin público, lució una organización impecable dentro del formato burbuja, la gestión sanitaria y también por el peso concedido a la sostenibilidad y el cuidado medioambiental.
En los últimos 12 meses China estuvo bajo el asedio de rebrotes de Covid-19 tan fuertes que conllevaron a semiparalizar esta capital y a confinar por largo tiempo importantes centros productivos como Shanghái, Guangzhou, Jilin y Shenzhen, con el consecuente impacto en la economía y la vida social.
Pero despedirá 2022 con un vuelco radical a la estrategia epidemiológica, pues el Gobierno da pasos en función de simplificarla para garantizar el desarrollo socioeconómico y erradicar prácticas polémicas que causaron malestar en la población y destaparon protestas sin precedentes en noviembre.
En ese contexto destaca el cese de los confinamientos masivos, el fin de las pruebas PCR y otros controles para acceder a cualquier sitio público, excepto las escuelas, los centros de salud y las casas de abuelos, así como la posibilidad de recuperarse en las viviendas.
La nación oriental se enlutó en marzo cuando un avión de pasajeros se despeñó en las montañas de la región autónoma Zhuang de Guangxi (sur) y se desintegró por completo con 132 personas a bordo.
Se trató de uno de los peores accidentes de aviación en la historia del país y todavía están en marcha las investigaciones para determinar las causas de la repentina caída del vuelo MU 5735 de la compañía China Eastern Airlines, mientras viajaba de Kunming a Guangzhou.
Igualmente, durante el año se lamentó un gran saldo mortal y material durante distintos incendios reportados en edificios residenciales, centros laborales y comerciales, así como varios sismos potentes en Sichuan y Qinghai.
El verano largo, con calor extremo y la peor sequía desde 1951 en provincias del centro-sur, afectó a 900 millones de personas, amenazó los cultivos de otoño, el rendimiento del ganado, el servicio electroenergético y el turismo, y provocó fuegos forestales de grandes proporciones.
La persistencia de la Covid-19, los desastres naturales y accidentes fueron algunos de los factores que incidieron en la lenta expansión del Producto Interno Bruto de China, golpearon sectores claves como el consumo y ensombrecen las perspectivas de cerrar 2022 con la meta prevista de 5,5 puntos de crecimiento.
No obstante, sus autoridades buscan revertir ese impacto negativo con la implementación de medidas específicas para proteger la seguridad alimentaria, ampliar las inversiones extranjeras y apoyar la recuperación de pequeñas y medianas empresas.
En el plano político, lo más trascendental de 2022 fue la celebración del XX Congreso del Partido Comunista (PCCh) porque significó el comienzo de la etapa en la que China perseguirá con mayor ahínco convertirse en un Estado socialista moderno, consciente de los retos que implica para cerrar cualquier brecha con las potencias actuales.
De manera general, esta cita quinquenal efectuada del 16 al 22 de octubre, no conllevó a grandes cambios en el orden político, económico y social del país, sino más bien fue una oportunidad para remarcar directrices antes definidas y afinarlas con la mira puesta en las proyecciones futuras.
Muestra de esa estabilidad fue la reelección del mandatario Xi Jinping para una tercera gestión como secretario general del PCCh, miembro del Comité Permanente de su Buró Político y presidente de la Comisión Militar Central.
No obstante, al dignatario lo acompañará en el Politburó un equipo renovado con los dirigentes Li Qiang, Zhao Leji, Wang Huning, Cai Qi, Ding Xuexiang y Li Xi, cuya llegada a ese órgano supone una potencial designación en altos cargos del Gobierno cuando se reúna la Asamblea Nacional Popular en marzo de 2023.
Con el vigésimo congreso partidista, China puso la proa hacia la ansiada modernización y el anhelo de tener prosperidad en todas las capas de la sociedad, fortaleza, ser culturalmente avanzado y estar al nivel de las potencias del primer mundo cuando cumpla 100 años de su fundación como República Popular en 2049.
Es por ello que la reunión enmendó la constitución del PCCh para ponerlo en sintonía con la actual situación y las tareas que ayudarán a impulsar el socialismo con características propias.
Las modificaciones representan la más reciente sinización del marxismo, los nuevos conceptos de gobernanza, y experiencias en la adhesión y fortalecimiento de la agrupación comunista.
Igualmente delineó una hoja de ruta abarcadora para manejar en el próximo quinquenio y más allá, los crecientes riesgos y retos que enfrenta China debido a factores como la baja natalidad, envejecimiento poblacional, desempleo juvenil, la pandemia de Covid-19 y un escenario global volátil.
En lo adelante, el gigante asiático se enfocará en conseguir un desarrollo de calidad que garantice una base material sólida mientras mantiene la economía socialista reforzada con la fórmula de reforma y apertura, vigente con éxito desde 1979.
Por Yolaidy Martínez
Fuente: Prensa Latina