Para satisfacer la demanda generada por el conflicto en Ucrania y sus patrocinadores occidentales, los mayores fabricantes de armas del mundo están incrementando la producción de lanzacohetes, tanques y municiones.
En este contexto, la multinacional estadounidense Raytheon Technologies Corp ha “canibalizado” viejos Stingers y ha traído de vuelta a las fábricas a trabajadores jubilados para aumentar la producción.
Asimismo, Harris Technologies Inc. ha estado extrayendo chips de computadora de radios viejas para fabricar nuevos equipos de comunicación. Mientras que Lockheed Martin está duplicando la producción de misiles antitanque Javelin en colaboración con Raytheon.
Además, a mediados de octubre, la compañía informó que planeaba incrementar la producción de su sistema de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS).
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