La nueva estrategia de seguridad nacional de la Casa Blanca reconoce que “la República Popular China presenta el desafío geopolítico más importante de Estados Unidos”, señaló el Consejo de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, en una conferencia de prensa.
Damasco, 12 oct (SANA) La nueva estrategia de seguridad nacional de la Casa Blanca considera a China como el “desafío geopolítico más importante” para Estados Unidos, incluso más que Rusia, según el documento.
La estrategia reconoce que “la República Popular China presenta el desafío geopolítico más importante de Estados Unidos”, señaló el Consejo de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, en una conferencia de prensa.
El documento agregó que “Rusia representa una amenaza inmediata y continua para el orden de seguridad regional en Europa y es una fuente de interrupción e inestabilidad a nivel mundial, pero carece de las capacidades de todo el espectro de la República Popular China”.
La tensión en torno a Taiwán
EEUU tiene interés en mantener la paz y la seguridad en el estrecho de Taiwán.
“Es fundamental para la seguridad y la prosperidad regional y mundial y un asunto de preocupación y atención internacional. Nos oponemos a cualquier cambio unilateral del statu quo por parte de cualquiera de los dos bandos, y no apoyamos la independencia de Taiwán”, dice el documento.
Washington añade que sigue comprometido con su política de una sola China, así como con la Ley de Relaciones con Taiwán, los Tres Comunicados Conjuntos con Pekín y las Seis Garantías.
“Y mantendremos nuestros compromisos en virtud de la Ley de Relaciones con Taiwán para apoyar la autodefensa de Taiwán y para mantener nuestra capacidad de resistir cualquier recurso a la fuerza o a la coerción contra Taiwán”, dice el texto.
La tensión entre China y Taiwán se agravó tras la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, a la isla el 3 de agosto, pese a las protestas de Pekín que vio en ese viaje el apoyo de Washington a los independentistas taiwaneses.
Los vínculos entre China y la isla de Taiwán se rompieron en 1949, después de que las fuerzas del partido nacionalista Kuomintang, encabezado por Chiang Kai-shek, sufrieran una derrota en la guerra civil contra el Partido Comunista y se trasladaran a ese archipiélago. Las relaciones entre Taiwán y la China continental se restablecieron solo a nivel empresarial e informal a finales de la década de 1980.
La política fundamental de China respecto a Taiwán es la reunificación pacífica bajo el principio de “un país, dos sistemas”.
También, EEUU cree que es posible coexistir pacíficamente con China y contribuir juntos al progreso humano. El país asiático juega un papel central en la economía global y tiene un impacto significativo en los desafíos compartidos, particularmente el cambio climático y la salud pública mundial, indicó.
Mientras tanto, el país norteamericano está comprometido con reducir los riesgos de una guerra nuclear, pero modernizará su arsenal y fortalecerá sus compromisos de disuasión con sus aliados.
“EEUU ha establecido un nuevo marco para su política regional basado en su ventaja comparativa sin precedentes en la construcción de asociaciones, coaliciones y alianzas para fortalecer la disuasión, al tiempo que utiliza la diplomacia para reducir las tensiones, reducir los riesgos de nuevos conflictos y establecer cimientos para la estabilidad a largo plazo”, agregó.
Nueva guerra fría
Según la nueva estrategia, EEUU no busca un conflicto o una nueva guerra fría.
“También queremos evitar un mundo en el que la competencia se convierta en un mundo de bloques rígidos. No buscamos un conflicto o una nueva guerra fría. Más bien, estamos tratando de apoyar a todos los países, independientemente de su tamaño o fuerza, en el ejercicio de la libertad, tomar decisiones que sirvan a sus intereses. Esta es una diferencia crítica entre nuestra visión, que apunta a preservar la autonomía y los derechos de los estados menos poderosos, y la de nuestros rivales, que no lo hace”, zanjó.
Asimismo, EEUU mantiene su interés en preservar la estabilidad estratégica y desarrollar una infraestructura de control de armas más amplia, transparente y verificable para suceder al nuevo START, reveló el documento.
“EEUU mantiene su interés en preservar la estabilidad estratégica y desarrollar una infraestructura de control de armas más amplia, transparente y verificable para suceder al nuevo START y en reconstruir los acuerdos de seguridad europeos que, debido a las acciones de Rusia, se han deteriorado”, dijo la Casa Blanca.
Además, el país norteamericano desarrollará “formas pragmáticas” para interactuar con Rusia y así abordar temas de beneficio mutuo.
El Nuevo START es actualmente el único acuerdo de control de armas que vincula a EEUU y Rusia después de que Washington rompiera el 2 de agosto de 2019 el Tratado INF de misiles de medio y corto alcance.
En agosto, Moscú notificó oficialmente a Washington que se retiraba temporalmente de las actividades de inspección en el marco del nuevo tratado START, pero que las reanudaría una vez que se resolvieran las cuestiones relacionadas con las sanciones que dificultaban los viajes de los equipos de inspección rusos a EEUU.
Suscrito en 2010, el convenio entró en vigor en 2011 por un periodo de diez años, prorrogable por otros cinco. Las dos potencias acordaron en enero de 2021 extenderlo por otros cinco años. El pacto de desarme nuclear limita los arsenales de los dos países a un máximo de 700 misiles desplegados, 1.550 ojivas nucleares y 800 vectores, desplegados y en reserva.
Problema energética
EEUU enfatizó la necesidad urgente de acelerar la transición de los combustibles fósiles a energía limpia, comprometiéndose a trabajar con sus socios y aliados para este fin.
“Sabemos que la seguridad energética a largo plazo depende de la energía limpia. Reconociendo que esta transición no ocurrirá de la noche a la mañana, trabajaremos con socios y aliados para garantizar la seguridad y la asequibilidad energética, asegurar el acceso a las cadenas de suministro de minerales críticos y crear una transición justa para los trabajadores afectados”, afirma el texto.
El documento nombra a diversos colaboradores, entre ellos, la Agencia Internacional de Energía, el Grupo de Trabajo de EEUU y la Unión Europea sobre Seguridad Energética Europea, Power Africa, el Foro de Gas del Mediterráneo Oriental y la Asociación para la Cooperación Transatlántica en Energía y Clima.
Fuente: Sputnik