Damasco, 31 mar (SANA) Las sanciones occidentales contra Rusia vinculadas al operativo ruso en Ucrania están afectando al ámbito financiero y militar, al trasporte por aire y mar y también al sector energético del país euroasiático. No obstante, la Unión Europea (UE), uno de los mayores compradores de recursos energéticos rusos, todavía no ha interrumpido las importaciones de gas ruso que, de momento, sigue llegando a los países del bloque al mismo ritmo.
Mientras, debido a la congelación de los activos rusos en el extranjero, el presidente del país euroasiático, Vladímir Putin, ordenó cobrar el suministro de gas natural a los “países no amigos” únicamente en rublos, pero los Estados del G7 se negaron a efectuar los pagos en esa moneda, señalando que el pago en rublos “sería un incumplimiento unilateral y claro de los contratos existentes”.
Por su parte, el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, recalcó que “no existe el gas gratis”, y el Kremlin también “está calculando” la posibilidad de que Europa no pague en rublos. Pero, ¿qué pasaría si Moscú decidiera cerrar el grifo del gas?
“Apenas será asequible la calefacción y la electricidad”
La UE importa alrededor del 40 % de su gas de Rusia, pero su distribución es muy desigual. Alemania, la mayor economía del bloque, es uno de los principales clientes gasísticos de Rusia, llegando a comprarle el año pasado el 55 % de todo su gas natural, por lo que el ministro de Economía, Robert Habeck, alertó que una prohibición inmediata de las importaciones podría traer consigo “cuellos de botella en el suministro el próximo invierno, caídas económicas y alta inflación”, mientras que “cientos de miles de personas que perderán su empleo”, al tiempo que para muchas personas “el camino al trabajo apenas será asequible, así como la calefacción y la electricidad”.
Un trienio para reemplazar el gas ruso en Italia
Italia, que sería una de las economías más perjudicadas, importa de Rusia alrededor del 40 % de sus adquisiciones totales de gas. El ministro italiano de Transición Ecológica, Roberto Cingolani, afirmó que reemplazar completamente el gas ruso sería “posible en un horizonte de tiempo mínimo de tres años”. No obstante, parte de las importaciones podría reemplazarse en “de corto a medio plazo” mediante una serie de medidas, entre ellas el aumento de las importaciones de gas de Argelia, así como de la producción de energía a base de carbón y petróleo.
Otros Estados europeos perjudicados
Por su parte, Austria obtiene alrededor del 80 % de su gas natural de Rusia y depende en gran medida de su flujo constante, especialmente para su industria y plantas de energía. El 87 % del gas natural importado por la República Checa es de procedencia rusa y para crear reservas en el caso de que el gas ruso cese, el país compró hasta 200 millones de metros cúbicos de gas. Eslovaquia se abastece de esta fuente en un 100 %.
Los Estados del bloque ya están experimentando una subida de los precios de la energía, lo que está causando problemas en los hogares a la hora de pagar las facturas de la luz, incluso en los países que son menos dependientes de las importaciones energéticas rusas, como España, donde este marzo ya es el mes con la electricidad más cara de la historia, con una media de 283,30 euros el megavatio hora.
Consecuencias para Rusia
El cese de las exportaciones del gas ruso a Europa también tendría consecuencias para la nación euroasiática. Así, los analistas de BCA Research señalan que la economía de Rusia depende mucho de las ventas de gas, especialmente en medio la reducción de sus fuentes de ingresos a la luz de la imposición de sanciones. Por lo tanto, el país necesita exportar gas para “garantizar la estabilidad interna”, entre otras cosas, indicó Mathieu Savary, estratega jefe para Europa de BCA Research.
Por otra parte, varios expertos advierten que, si Rusia deja de enviar gas a Europa, los precios del petróleo podrían dispararse hasta los 200 dólares por barril, o incluso más.
Búsqueda de alternativas al gas ruso
Según un informe del ‘think tank’ independiente Brugel, incluso si Rusia cesa las importaciones, Europa igualmente podría hacer frente al próximo invierno. Cabe destacar que tal escenario asume que la UE puede adquirir cantidades sin precedentes del gas antes del cese, que los actores del mercado tienen suficientes incentivos para comprar y almacenarlo a precios altos y que el gas se distribuye sin problemas entre los países. Adicionalmente, la región tendrá que reducir la demanda de gas en al menos 400 teravatios-hora, es decir, entre el 10 % y el 15 % de la demanda anual.
En este sentido, los Estados europeos buscan nuevas oportunidades para diversificar los suministros de la energía. En concreto, el bloque comunitario declaró que planea recortar en dos tercios las importaciones de gas ruso para el final de este año y que, de esta forma, reducirá gradualmente su dependencia para el año 2030.
Paralelamente, los países buscan alternativas para reducir su dependencia del gas. Así, Alemania está estudiando la posibilidad de prolongar la vida útil de tres centrales nucleares cuyo cierre tiene previsto para este año. Asimismo, está considerando apostar por el hidrógeno verde australiano.
¿Hay otros países a los que Europa pueda comprar gas?
Por supuesto, Rusia no es el único país del mundo que vende gas natural, pero sustituir los suministros rusos no será tan fácil. El estratega de inversiones de Ari Capital, Serguéi Suverov, expresó que las naciones europeas no podrán sustituir rápidamente el gas ruso por el de otros exportadores como EE.UU., cuya capacidad es limitada, o Catar, cuyos suministros están en gran parte ya contratados.
A su vez, el analista en jefe de Otkritie Broker, Andréi Kochetkov, señaló que en el mundo simplemente no hay gas suficiente para que Europa pueda comprarlo a otros países. “Si se produce un desvío de gas desde Catar, Australia o cualquier otro lugar, significa que Asia se quedará sin gas”, aseveró el experto, advirtiendo que los elevados precios en el mercado “arruinarán cualquier crecimiento económico”.
Fuente: RT