Jerusalén ocupada, 12 dic (SANA) Después de pasar siete años en las crueles cárceles israelíes, la prisionera palestina, Amal Takatka, respiró de nuevo el aire de la libertad en su aldea Beit Fagar en la ciudad cisjordana de Belén.
“La ocupación me robó siete años de mi vida, pero nunca podrá romper mi voluntad y mi fe en la resistencia como la única forma para liberar Palestina”, fustigó la prisionera liberada.
En diciembre de 2014, las tropas sionistas estacionadas entre Belén y Hebrón ametrallaron con siete balas a Amal quien estaba en camino a Hebrón para comprar algunos suministros para su boda, y acto seguido la arrestaron.
En una plática con a la agencia palestina de noticias WAFA, Takatka dijo: “Una semana después de dispararme me despertó la voz de un israelí diciendo: “Bienvenida al mundo de las cadenas perpetuas”, y entonces me di cuenta de que podía morir en cualquier momento a manos de cualquier criminal de esos… la peor escena que no puedo olvidar fue durante el primer período de mi detención cuando las autoridades de ocupación negociaron conmigo para confesar cargos falsos a cambio de tratamiento”.
Señaló que las autoridades de ocupación siguen la política de asesinato sistemático contra todos los prisioneros, el último de los cuales fue el mártir Sami al-Amour.
Unos cinco mil prisioneros palestinos languidecen en los centros de detención israelíes donde se enfrentan a duras condiciones de detención, incluidos unos 600 presos que necesitan una intervención médica urgente.
ah/rsh