Ankara, 02 dic (SANA) Continúan las desersiones en el régimen turco como consecuencia de las imprudentes políticas económicas de su presidente Recep Tayyip Erdogan y su intervención para implementar su controvertido programa económico. La primera víctima de esas políticas ha sido la lira turca que se desmoronó a nuevos niveles rérords.
La última de estas fisuras fue la dimisión del ministro de Hacienda y Tesoro, Lotfi Alwan, en el contexto del colapso de la lira, que ayer registró un nuevo descenso histórico, con su pérdida de más del 4% de su valor frente a la canasta de las principales monedas, donde el dólar se cotiza a 13,44 liras y el euro a 15,15 liras.
La sucesión de estas desersiones confirma que el gobernante Partido Justicia y Desarrollo, liderado por Erdogan, está perdiendo día tras día a sus dirigentes fundadores más destacadas, y aún se espera que la lista aumente.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional destacó la gravedad de las condiciones financieras de Turquía por la acumulación de errores en la gestión del expediente económico.
Los expertos también señalan que las advertencias del FMI parecen no haber movido a Erdogan hasta ahora, y aunque la lira ha perdido alrededor de 20% de su valor desde principios de año, Erdogan sigue aferrado a su creencia errónea de que la alta tasa de interés provocó tal inflación, por lo cual no hace más que instar al Banco Central a reducir la tasa de interés.
Vale la pena señalar que el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) ha sido testigo de la desersión de figuras prominentes de sus filas desde la transición al sistema presidencial de gobierno en 2018.
A la sombre de esta situación, el hashtag “Renuncia del gobierno” se publicó en Twitter en un intento de deshacerse del control del régimen turco, que ahora controla todas las articulaciones del Estado, lo que provocó una falta de credibilidad y autonomía en los sectores del poder judicial y la economía.
A esto se añade la crisis real provocada por las prácticas de intimidación y la supresión de libertades, añádale las campañas de arresto lanzadas por Erdogan para deshacerse de sus opositores políticos.
Desde el punto de vista económico se plasma en la tensión de los mercados y la huida de los inversores y la gravedad cada vez mayor de la crisis financiera.
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