Al-Ali Dibujó alrededor de 40.000 caricaturas durante su vida, como “Fátima”, un símbolo de la mujer palestina fuerte e intransigente, y “El hombre bueno”, que refleja a los palestinos sin hogar oprimidos, luchadores y, a veces, destrozados.
La caricatura que mantuvo inmortal a este hombre después de su muerte fue el personaje de “Handala”, el niño palestino que le da la espalda a un mundo hipócrita y se convirtió en el icono amargura de Palestina.
Damasco, 1 sep (SANA) El gran caricaturista político palestino, Naji al-Ali, nació en 1937 en el pueblo de Al-Shajara, en la región de Galilea en el norte de Palestina, y fue considerado uno de los mejores caricaturistas palestinos y árabes de todos los tiempos.
En 1948, Al-Ali tuvo que abandonar su localidad en Palestina, durante la Nakba, y se desplazó con su familia al sur del Líbano donde vivió en el campo de refugiados palestinos de Ain al-Hilweh.
Dibujó alrededor de 40.000 caricaturas durante su vida, como “Fátima”, un símbolo de la mujer palestina fuerte e intransigente, y “El hombre bueno”, que refleja a los palestinos sin hogar oprimidos, luchadores y, a veces, destrozados.
La caricatura que mantuvo inmortal a este hombre después de su muerte fue el personaje de “Handala”, el niño palestino que le da la espalda a un mundo hipócrita y se convirtió en el icono amargura de Palestina.
Esta figura fue creada en 5 de junio de 1969, y publicada en el periódico kuwaití “Al-Seyassah”, como símbolo de los palestinos, su dolor y su resistencia
Al-Ali sembró su eternidad cuando eligió ser el padre artístico de Handala como eterno testigo de la niñez palestina, marcada por el dolor de una vida de opresión y despojo.
“Handala nació con diez años y siempre tendrá diez años. Esta es la edad que yo tenía cuando dejé mi país. Handala solo crecerá cuando retorne a Palestina”, dijo alguna vez Al-Ali.
El nombre de Handala viene de la palabra Alhandal: un fruto de Palestina de un sabor muy amargo, y de difícil cosecha por sus raíces fuertes, y cuando se corta vuelve a crecer.
La imagen de Handala, descalzo y con el pelo rizado y despeinado, representa la imagen del niño refugiado palestino desplazado que jámas conocía el significado de comodidad y estabilidad.
El 22 de julio de 1987, un joven desconocido disparó contra Naji Al-Ali en Londres, y permaneció en coma hasta su muerte el 29 de agosto de 1987. Las manos ocultas del Mussad israelí están detrás de su asesinato.
Si Naji Al-Ali estuviera vivo hoy, podría haber dibujado a su hijo Handhala de pie con las manos cruzadas y el rostro descubierto, observando los misiles israelíes caer sobre Gaza, o podría haber visto los restos de niños esparcidos en medio de la destrucción, o podría haber contemplado más que dos millones personas atrapadas en un área de 360 kilómetros.
Por Watfeh Salloum/fm