Niños temblando de miedo por las bombas israelíes, cuerpos envueltos en sábanas blancas, destrucción, los ciudadanos de Estados Unidos observan hoy por la TV, como la noticia del día, el genocidio de Israel en Gaza.
Damasco, 24 oct (SANA) Niños temblando de miedo por las bombas israelíes, cuerpos envueltos en sábanas blancas, destrucción, los ciudadanos de Estados Unidos observan hoy por la TV, como la noticia del día, el genocidio de Israel en Gaza.
El presidente Joe Biden hizo de su mensaje a la nación la semana pasada, un día después del abrazo y apretón de manos al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en Tel Aviv, una tribuna para hacer entender a los estadounidenses la necesidad de continuar el apoyo a Israel.
Pero muchos no quieren que continúe esa narrativa. Una reciente encuesta reveló que el 66 por ciento de los estadounidenses están pidiendo un cese al fuego en la asediada Franja de Gaza.
A veces las matrices en los medios hasta confunden. Entre las imágenes del terror emergen las historias de la población civil israelí, de las dos cautivas liberadas por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas). Nadie pregunta quién rescata a los palestinos.
La representante Ilhan Omar (demócrata de Minnesota) y su colega Rashida Tlaib (de Michigan), las dos únicas mujeres musulmanas en el Congreso, han criticado abiertamente el trato que Israel da a los palestinos.
Ambas estaban entre un puñado de demócratas progresistas que instaron a la administración Biden a impulsar un alto el fuego en medio de la guerra de Israel contra Hamas, que estalló el pasado 7 de octubre.
Según un asistente demócrata, Omar, Tlaib y otros progresistas que han criticado a Israel fueron informados por la Policía del Capitolio federal y el Sargento de Armas de la Cámara de Representantes sobre posibles amenazas.
“No puedo creer que tenga que rogar a mi país y a mis colegas que valoren cada vida humana, sin importar su fe o etnia”, escribió Tlaib en una publicación en X.
La semana pasada un funcionario del Departamento de Estado anunció su renuncia porque afirmó no poder trabajar “en apoyo de un conjunto de decisiones políticas importantes, incluido enviar más armas a un lado del conflicto”.
Para Josh Paul esas disposiciones son “miopes, destructivas, injustas y contradictorias con los mismos valores que defendemos públicamente”.
El funcionario, quien pasó 11 años como director de asuntos públicos y del Congreso de la Oficina de Asuntos Políticos-Militares del Departamento de Estado, escribió en su carta de dimisión que la postura actual de Washington contradice lo que le enseñaron a respaldar incondicionalmente.
Estados Unidos proclama su defensa de “un mundo construido alrededor de un orden basado en reglas, un mundo que promueva tanto la igualdad como la equidad, y un mundo cuyo arco de la historia se incline hacia la promesa de libertad y justicia para todos», señaló Paul al expresar su frustración.
«Décadas de este mismo enfoque han demostrado que la seguridad para la paz no conduce ni a la seguridad ni a la paz», escribió al advertir su temor de “que estamos repitiendo los mismos errores que hemos cometido en las últimas décadas, y me niego a ser parte por más tiempo».
Expertos de las Naciones Unidas, organizaciones de derechos humanos y académicos del derecho internacional acusan a Israel de cometer atroces crímenes de guerra, incluido el genocidio, recordó un artículo del sitio digital Common Dreams.
La Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU sobre el Territorio Palestino Ocupado, incluyendo Jerusalén Este e Israel, dijo en un informe que «los daños y las víctimas causados por los ataques israelíes» contra Gaza «no eran proporcionales a la ventaja militar y por lo tanto las acciones constituyen un crimen de guerra», añadió.
Al menos cinco mil 182 perdieron la vida y otros 17 mil 101 resultaron heridos en los territorios ocupados, la mayoría en la Franja de Gaza, 17 días después del inicio de los ataques israelíes, según fuentes oficiales.
Si bien la administración Biden ayudó a negociar un acuerdo para permitir la entrada de ayuda humanitaria limitada a Gaza a través de su frontera con Egipto, aquí los líderes se han negado a pedir un alto el fuego y continúa el compromiso de seguir armando al ejército israelí mientras se prepara para una invasión terrestre.
Israel, que ya era el mayor receptor de asistencia militar estadounidense, recibió en los últimos días las llamadas «bombas inteligentes» y otras armas.
Además, Biden solicitó al Congreso de Estados Unidos apruebe un nuevo paquete de ayuda militar valorado en 105 mil millones de dólares, destinado en particular a Israel y Ucrania.
Nadie debía morir. Ni de un lado ni de otro. Tal vez, como dijo John Lennon «todos hablamos de revolución, evolución, devoración, flagelación, regulaciones, integraciones, meditaciones, Naciones Unidas…Todo lo que decimos es démosle una oportunidad a la paz”.
Para los palestinos esa paz, hasta ahora esquiva, tendría que asentarse en el reconocimiento de esos 75 años de sufrimiento y despojo de sus legítimas tierras.
Por Deisy Francis Mexidor
Fuente: Prensa Latina