Damasco, SANA– El tema de la muerte de civiles en la guerra que tiene como escenario Siria, vuelve a ocupar hoy titulares, después que la aviación rusa comenzó a bombardear posiciones de bandas terroristas que operan aquí desde 2011.
Un análisis del periodista cubano Miguel Fernández Martínez, corresponsal de la Agencia Latinoamericana de Noticias (Prensa Latina), señaló que la campaña mediática que despliegan los grandes medios de comunicación en Occidente, diseñada para satanizar, dividir y justificar la agresión contra este país del Levante, tiene el tema de los civiles como punta de lanza, cada vez que necesita justificar sus acciones y reverdecer sus intenciones hegemónicas.
Por más de cuatro años, Occidente ha ‘denunciado’ bombardeos indiscriminados del ejército sirio, supuestas matanzas de civiles, ataques contra zonas residenciales, y cuanto argumento pueda sostener su discurso de derrocar al presidente Bashar al-Assad y desmembrar esta zona de conflicto.
Pocas veces escuchamos hablar contra quién son esos bombardeos, hacía que objetivos van dirigidos y quienes son las verdaderas víctimas. Lo importante es crear una falsa tensión que ‘sensibilice’ a la opinión pública internacional, y permita que la maquinaria terrorista dirigida desde Occidente gane terreno.
Toda guerra tiene su costo humano, y mucho más esta, que es resultado de un maquiavélico plan engendrado por los servicios secretos de Estados Unidos, Israel, Reino Unido, Francia, Turquía y Arabia Saudita, y que ya apunta a la escalofriante cifra de 250 mil muertos en poco más de cuatro años.
El ejército sirio defiende con garra la soberanía de su país en más de 400 frentes de combate en todo el territorio nacional, ante la avalancha de bandas terroristas que sustentan su lucha en supuestos principios religiosos que expresan en un extremismo intolerante y cruel.
Muchas de estas bandas takfiristas, pagadas y entrenadas por las potencias occidentales, tratan de ser presentadas por sus patrocinadores como grupos opositores -incluso moderados, a pesar de estar armados hasta los dientes-, intentando legitimar una lucha ‘revolucionaria’, que no existe.
Los genuinos reclamos de la oposición política siria -que está presente en el proceso de diálogo que se sigue con el gobierno de Damasco-, nada tienen que ver con los actuales ‘presupuestos’ de esa oposición manipulada desde el exterior, integrada por mercenarios a sueldo de los grandes círculos de poder, y que están lejos de las verdaderas esperanzas de los sirios.
Hablar entonces de la presencia de grupos rebeldes antigubernamentales, opositores o revolucionarios en Siria, es una falacia. Aquí la guerra se divide en dos bandos: los que buscan defender el suelo patrio, y las bandas terroristas que solo propagan terror y muerte.
El límite de la desfachatez llegó con las recientes declaraciones del senador norteamericano John McCain, presidente del Comité de Servicios Armados del Senado de Estados Unidos, cuando tuvo la osadía de reconocer públicamente que en territorio sirio operan grupos armados entrenados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Ahora McCain, el artífice de las Primaveras Árabes que tanta sangre y desolación dejó en algunos países del Medio Oriente, ‘acusa’ a la aviación rusa de dirigir sus ataques contra supuestos grupos antigubernamentales, que además, confirma son mercenarios pagados y entrenados por Estados Unidos.
Estos mismos elementos a sueldo, terminan pasándose a las filas yihadistas, poniendo en ridículo, a sus pagadores de fortuna.
Una vez más, Occidente y sus secuaces de la Coalición Nacional Siria, desde Estambul, lanzan acusaciones al aire de que los bombardeos de la aviación rusa están dirigidos contra zonas pobladas por civiles y donde operan grupos irregulares ajenos al terrorismo.
De lo que Washington, Paris o Londres no hablan es del uso de los civiles como escudos humanos por parte de las bandas terroristas, ni hablan de las decapitaciones, las torturas o los niños crucificados o usados como suicidas, o las mujeres apaleadas en plena calle.
Ni una palabra se menciona de cómo dinamitan los edificios en las zonas ocupadas, y como emplazan sus francotiradores en viviendas habitadas por civiles, o como emplean los lugares poblados para ejecutar ataques criminales.
El ejército y el gobierno sirio instan a la población civil a evacuar los lugares que serán bombardeados. A aceptados mediadores para conseguir proteger a los habitantes de al-Foa y Kafraya -por solo citar un ejemplo-, asediados por meses por la banda terrorista del Frente al-Nusra, brazo armado de al-Qaeda en Siria.
Quienes deciden quedarse, por afiliación a los armados, o por no abandonar sus propiedades, permanecen entre dos fuegos y asumen el riesgo de quedar en medio de una lucha que no tiene alternativas.
Al terrorismo, hay que barrerlo de la faz de la tierra. Es la única manera de salvar a la especie humana.
Fady M