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Damasco, 01 jun (SANA) “Siria es el tesoro del mundo y en cada momento de la historia irradia una civilización”, esta frase no fue dicha en vano por el arqueólogo italiano Paolo Matthiae, ya que muchos de los mayores logros humanos, que luego se extendieron por todo el mundo, tuvieron sus orígenes y raíces en esta tierra que desempeñó históricamente un papel vital en la historia de la humanidad.
Ebla: antigua ciudad con tesoros arqueológicos sin par.
A unos 60 kilómetros al suroeste de Alepo, en el norte de Siria, se alza una imponente colina llamada Tell Mardikh, identificada con la antigua Ebla.
Ebla fue una importantísima potencia levantina entre los siglos XXX y XXIII a.C. Fue descubierta gracias a una estatuilla de la diosa Ishtar con el nombre de un rey eblaíta, lo que identificó el yacimiento de Tell Mardikh como Ebla. El palacio, que es la estructura principal, comenzó a ser excavado en 1964.
Campañas de Excavación
El Departamento de Antigüedades de Alepo llamó a Sabino Moscati, catedrático de la Universidad de La Sapienza, en Roma, para proponerle la excavación del lugar. Moscati envió allí al joven arqueólogo Paolo Matthiae, quien entonces no podía imaginar que había encontrado trabajo para los siguientes cuarenta años de su vida.
Primera campaña
La primera campaña, en 1964, reveló cerámicas del III milenio a.C., y posteriormente se descubrieron templos, palacios y una puerta monumental.
Segunda campaña
En 1968, el equipo descubrió un busto de basalto mutilado con una inscripción grabada. Matthiae encargó la traducción del texto, escrito en cuneiforme y en un dialecto del acadio, al nuevo epigrafista de la expedición, Giovanni Pettinato, profesor de Sumerología de la Universidad de Heidelberg.
El texto hacía referencia a un personaje llamado Ibbit-Lim, que resultó ser un rey de la ciudad de Ebla. Tal era, pues, el nombre del yacimiento en la antigüedad.
Tercera campaña (El gran hallazgo)
Sin embargo, la gran sensación de Ebla llegó en 1974 cuando Matthiae halló en las estancias de un palacio del III milenio a.C. un conjunto de 42 tablillas escritas en cuneiforme, ennegrecidas por el fuego.
Las tablillas no estaban en acadio, sino en una nueva lengua que se bautizó como eblaíta.
Los arqueólogos lograron descifrar el lenguaje y leer las tablillas tras meses de profundo estudio en Roma, y los resultados mostraron que la ciudad en cuestión era la Ebla mencionada en los textos sumerios y acadios.
Las excavaciones continuaron durante años y se descubrieron más de 14.000 tablillas.
La primera biblioteca de la Historia
El mayor descubrimiento de todos, sin embargo, ocurrió unos años después cuando se encontró una ‘biblioteca’ con casi 1,800 tablillas en sumerio y en eblaíta. Este tesoro sirio se convierte en el más antiguo del mundo que conserva una colección de textos, siendo la más grande jamás encontrada del tercer milenio a.C
Entre los hallazgos más destacados en Ebla se encuentran los abundantes textos literarios, tanto en idioma eblaíta como en sumerio. Estos textos incluyen himnos, cánticos, poemas épicos, mitológicos, proverbios y otros géneros literarios. Entre ellos, se encontró el poema de amor no correspondido más antiguo de la historia de la humanidad, el cual se encuentra entre los hallazgos más grandes y emotivos.
El reino de Ebla era próspero y estaba gobernado por un rey. Los nombres de varios reyes fueron mencionados en los textos reales, como Igrish, Damo, R e Ibrium. Además, había un consejo llamado Senado, cuya función era supervisar las prácticas de poder del rey y tenía un impacto destacado en la administración de los asuntos estatales.
El reino de Ebla merece ser incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO debido a su gran importancia histórica. Su descubrimiento cambió el curso de la historia y abrió nuevas perspectivas para que el mundo reconociera la importancia de la antigua civilización siria.
Watfeh Salloum /fm
