¿Occidente se traiciona a sí mismo?: la desmilitarización fue solo una promesa

“La OTAN ha perdido voz y legitimidad global con la que contaba en los años de la Guerra Fría y en los años posteriores a ésta. Sin embargo, en algunos territorio europeos este conflicto en Ucrania ha reavivado la confianza en la OTAN como un elemento para resguardar la seguridad sobre lo que ellos entienden como ‘la amenaza rusa’ en Europa”

Damasco, 31 ene (SANA) A pesar de que buena parte del mundo se comprometió a la desmilitarización paulatina desde el fin de la Guerra Fría, la realidad es que el espacio geopolítico global está cada vez más militarizado. Un hecho que se palpa, de manera más clara, con el envío masivo de armamento occidental a Ucrania.

La Carta para una Nueva Europa firmada en París en 1990 tras la caída del Muro de Berlín era muy puntual al afirmar que el planeta estaba a punto de ingresar a “una nueva era de democracia, paz y unidad”. El documento fue firmado por 134 países, entre ellos la Unión Soviética, que estaba a punto de desintegrarse.

Más de tres décadas después, la democracia atraviesa por una crisis de credibilidad en diferentes regiones del mundo, la paz se tambalea entre guerras y conflictos y la unidad es puesta en duda ante el surgimiento de nuevos bloques que recuerdan, en demasía, a la Guerra Fría.

Y es que la promesa suscrita por las grandes potencias para llevar a cabo una desmilitarización gradual del espacio global resulta cada vez más lejana con la crisis de Ucrania como telón de fondo, un conflicto donde la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) —el gran brazo armado de Occidente— busca tener un papel activo a través de la proveeduría de armas y el despliegue de tropas por toda Europa, muy cerca de las fronteras con Rusia.

“El 2023 es un año clave para la OTAN no solo en términos de su crisis de legitimidad, sino también frente a su importancia geopolítica en el mundo. Sin duda, el 2023 es un año en el que la militarización y la movilización de efectivos se está recolocando como un elemento central de la geopolítica mundial y de la seguridad internacional”, observa en entrevista con Sputnik Irwing Rico, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y experto en Seguridad y Militarización en el Sistema Global.

La militarización de EEUU: una contradicción

El antagonismo entre Kiev y Moscú ha trascendido el conflicto armado local hasta llegar a una reconfiguración del espacio geopolítico a través de “un inmenso despliegue de tropas a nivel mundial que contradice algunas de las tendencias de la militarización que se habían dado en los últimos años”, asegura el especialista.

A casi un año del estallido del conflicto en Ucrania, Europa del Este vive una militarización constante por el envío de armamento pesado de Occidente a Kiev, a pesar de las constantes advertencias rusas de que ese tipo de acciones podrían conducir a una escalada irreversible de las tensiones.

Por su parte, Moscú mantiene a sus tropas en la región del Donbás y sigue llevando a cabo su operación militar especial para desnazificar y desmilitarizar al Gobierno de Kiev, según el Kremlin. Miles de personas que habitan en las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk han fallecido a causa de los bombardeos ucranianos realizados con el apoyo armamentístico de Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

El tema que ahora está sobre la mesa en Washington, en Moscú y en Bruselas es el suministro de tanques de guerra al Ejército de Volodímir Zelenski. Alemania se resistía a enviar sus Leopard 2, pero tras varias semanas de presiones internas en la OTAN, acabó por aprobar su envío. Estados Unidos hizo lo mismo con sus tanques Abrams, el Reino Unido contempla la misma posibilidad con sus Challenger 2 y Francia tampoco descarta mandar sus Leclerc e incluso aviones de combate.

Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, los Países Bajos y Australia son algunos de los países que ya brindan entrenamiento militar directo a las Fuerzas Armadas ucranianas, las cuales insisten en que les envíen más armamento para hacer frente a Moscú.

De acuerdo con estimaciones del Instituto Kiel para la Economía Mundial, Kiev ha recibido más de 100.000 millones de dólares en ayuda humanitaria y apoyo militar de más de 40 países. De esa cantidad de dinero, Washington ha aportado alrededor de 51.246 millones de dólares, más de la mitad.

“Contrario a lo que en los últimos 30 años había impulsado en torno a un repliegue [retiro] estratégico de sus tropas en el mundo, en la actualidad Estados Unidos ha desplegado un gran número de sus fuerzas hacia los Países Bajos, llegando a un número de 174.000 efectivos estacionados en ese país de cara a cualquier conflicto con Rusia. Esto es importante porque el brazo armado de Estados Unidos es el más importante de todo el mundo y su presencia [en Europa] representa un elemento central para la organización de la geopolítica y de la seguridad internacional”, asegura Irwing Rico, quien también es secretario académico del Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM.

Desde la Administración Obama, la Casa Blanca ya contemplaba un repliegue gradual de sus tropas en diversas zonas en conflicto del planeta. El objetivo, detalla el experto, era reducir los costos económicos y humanos de las acciones militares estadounidenses, que ya habían llegado a altos niveles con las intervenciones en Irak y Afganistán.

Como ejemplo señala el asesinato de Ayman al Zawahiri, líder de Al-Qaeda, una operación que fue ejecutada con drones, no con equipos humanos. “Esto significa que Washington ha apostado más al uso de nuevas tecnologías y de vehículos autónomos y semiautónomos para poder interceptar a sus objetivos. Si lo vemos así, no es un retiro propiamente, sino una sustitución de estrategia”, explica el especialista.

La OTAN: capitalismo y militarización

Tras el fin de la Guerra Fría, se esperaba que la OTAN limitara su crecimiento o que incluso desapareciera. Finalmente, había sido creada con el objetivo de hacer frente al comunismo y a la Unión Soviética, pero ya nada de eso existía. Sin embargo, la decisión de la alianza fue continuar. Y no sólo eso: expandirse hacia el Este. Algo que los líderes estadounidenses habían prometido que no harían al entonces gobernante de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov.

En enero de 1994, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, proclamó su voluntad de ampliar la alianza atlántica “a los ex vasallos europeos de Moscú, confirmando así la vocación de escudo antirruso de la OTAN y desatando la ira de Rusia”, señala Gilbert Achcar, catedrático de Estudios del Desarrollo y Relaciones Internacionales en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres, en el libro La nueva Guerra Fría: Rusia desafía a Occidente (2019).

“La ampliación fue oficializada en la cumbre de la OTAN de Madrid, en julio de 1997, dado que la opción de los candidatos admitidos [Polonia, Hungría, República Checa] había sido impuesta de forma restrictiva por Washington contra la voluntad de los socios europeos deseosos de incluir a otros países [como Rumania y Eslovenia]”, explica Achcar.

¿Y qué fue lo que argumentó la OTAN en sus estatutos para poder expandirse sin recibir críticas de la comunidad internacional? En primer lugar y sobre todo, que existía “la posibilidad del resurgimiento de una potencia hegemónica que confronte con Europa” y que pueda invadir países como Polonia, Hungría y la República Checa, según se establecía en el texto capital de la OTAN.

Desde ese momento, la alianza occidental ha desplegado sus tropas por tierras europeas ante la inconformidad de Rusia, que en varias ocasiones ha expresado su temor de que el armamento de Estados Unidos y sus aliados pongan en riesgo la seguridad interna del pueblo ruso.

Según datos de la propia OTAN, actualmente unos 20.000 militares de la organización se encuentran activos en operaciones y misiones especiales en todo el mundo. Además, un estudio de la American University of Washington —elaborado por el investigador David Vine— arroja que solo Washington tiene hasta 800 bases militares en todo el planeta, con lo cual se calcula que unas 173.000 tropas estadounidenses operan en diferentes países, desde la isla de Guam hasta Groenlandia.

“Uno de los pilares del sistema capitalista es la militarización. Sin la militarización, el sistema capitalista no podría funcionar. Eso explica por qué la OTAN forma parte de todo un aparato de militarización a nivel global que se ve altamente beneficiada. Es una superviviente de la Guerra Fría”, afirma en entrevista con Sputnik la investigadora Sandra Kanety, académica del Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM y creadora del proyecto de investigación Resonancias de la militarización en la seguridad humana del siglo XXI.

La página web oficial de la OTAN contiene un mapa en el que se observan cómo están distribuidas las decenas de bases militares y civiles de la organización a lo largo del continente europeo. Todas ellas forman prácticamente un cerco hacia las fronteras occidentales de Rusia.

Desde que comenzó el conflicto en Ucrania, el Gobierno de Vladímir Putin ha señalado la amenaza que representan las fuerzas otanistas desplegadas en posiciones estratégicas en torno a Moscú. Sin embargo, dice Kanety, buena parte de la comunidad internacional ha hecho oídos sordos a los reclamos del Kremlin debido a la mala percepción que se tiene sobre Rusia a causa de la propaganda impulsada en los medios occidentales.

“Echar leña al fuego en Ucrania es altamente redituable para los Estados miembros y, también, para las empresas que fabrican armamento y equipo militar. Entre las 10 empresas poderosas más importantes en la producción de armas, hay al menos unas seis estadounidenses y otras europeas que tienen vínculos y negocios importantísimos con los Gobiernos de Estados Unidos, del Reino Unido y de Francia”, explica Kanety.

Por su parte, el internacionalista Irwing Rico recuerda que las tropas de la Fuerza Conjunta de Muy Alta Disponibilidad (VJTF, por sus siglas en inglés) de la OTAN ya se encuentran en Rumanía, preparadas para cualquier confrontación con Rusia. De hecho, en 2023, esta unidad de respuesta rápida será liderada por Alemania (Francia hizo lo propio el año pasado).

“La OTAN ha perdido voz y legitimidad global con la que contaba en los años de la Guerra Fría y en los años posteriores a ésta. Sin embargo, en algunos territorio europeos este conflicto en Ucrania ha reavivado la confianza en la OTAN como un elemento para resguardar la seguridad sobre lo que ellos entienden como ‘la amenaza rusa’ en Europa”, concluye el analista.

Fuente: Sputnik

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