Las fuerzas de esta nación levantina, que enfrenta una guerra sin precedentes desde marzo de 2011, lograron expulsar a los terroristas de casi el 80 por ciento del territorio nacional entre 2015 y 2018, con el apoyo aéreo ruso y la asesoría militar iraní.
Estados Unidos y Turquía, ante la seria amenaza de que los grupos de mercenarios que patrocinan sean derrotados, acudieron a la intervención militar directa mediante el envío de miles de efectivos de sus ejércitos a las regiones del norte y nordeste, particularmente aquellas ricas en petróleo, gas y cultivos agrícolas.
Damasco (Prensa Latina) La injerencia extranjera, la intervención militar directa y la ocupación de territorios complicó la tarea del ejército árabe-sirio, de completar este año la liberación del país del terrorismo y estabilizar la situación.
Las fuerzas de esta nación levantina, que enfrenta una guerra sin precedentes desde marzo de 2011, lograron expulsar a los terroristas de casi el 80 por ciento del territorio nacional entre 2015 y 2018, con el apoyo aéreo ruso y la asesoría militar iraní.
Estados Unidos y Turquía, ante la seria amenaza de que los grupos de mercenarios que patrocinan sean derrotados, acudieron a la intervención militar directa mediante el envío de miles de efectivos de sus ejércitos a las regiones del norte y nordeste, particularmente aquellas ricas en petróleo, gas y cultivos agrícolas.
La última ofensiva antiterrorista lanzada por el Ejército y sus aliados fue a finales de 2019 y principios de 2020, mediante la cual fueron liberadas decenas de localidades de las provincias de Idlib y Alepo, las zonas aledañas al Aeropuerto Internacional de esta última ciudad y la estratégica carretera que la conecta con Damasco.
Con el envío de miles de soldados, Ankara frenó el avance para liberar toda la gobernación de Idlib, considerada el mayor feudo de los seguidores de Al-Qaeda, no solo en Siria sino en toda la región.
Mientras, los intentos de retomar más zonas en el nordeste del país fueron impedidos por los bombardeos de la Coalición Internacional liderada por Estados Unidos.
ESTRATEGIAS DE PAZ
Ante este estancamiento en las líneas del frente, las fuerzas armadas sirias lanzaron procesos de reconciliación para indultar a irregulares que deponen las armas o desertores que se entreguen, lo cual tuvo éxito en neutralizar a más de 55 mil personas sin acudir a operaciones bélicas.
Por su parte, las Fuerzas Armadas nacionales aseguran que no cesarán sus operaciones hasta erradicar el último terrorista, pues, subrayan, golpear a los radicales afiliados a al-Qaeda, Daesh y otras organizaciones extremistas es un derecho y deber del Gobierno para proteger a sus ciudadanos.
Esta lucha, según afirma la Cancillería siria, no será disuadida por las mentiras y tergiversaciones difundidas por Estados Unidos y sus aliados occidentales, que calificó de defensores y patrocinadores del terrorismo.
OPERATIVOS CONTRA DAESH EN DERAA Y AL-BADIEH
Damasco y Moscú anunciaron a finales de 2018 la derrota completa de Daesh, sin embargo, los ataques mortíferos de esta agrupación inscrita en la lista del terrorismo internacional, confirman el resurgimiento, particularmente en la vasta región desértica de Al-Badiya, en el este y nordeste de la nación.
De acuerdo con datos comprobados, los puntos de partida de los ataques de esta organización se ubican en las áreas del sur y este de las provincias de Deir Ezzor y Homs, geográficamente conectadas con el enclave estadounidense de Al-Tanef, donde se protegen tras perpetrar los ataques.
Otro foco de Daesh reapareció en la provincia de Deraa, en el sur del país, donde unidades conjuntas del ejército, fuerzas de seguridad y grupos populares llevaron a cabo durante tres meses una serie de operativos que culminaron con la liberación por completo del vecindario Tariq Al-Sad, tomado por remanentes de ese grupo y convertido en su bastión.
Con esos exitosos operativos, los extremistas perdieron la capacidad de reagruparse y organizar ataques debido al doloroso golpe que recibió y la pérdida de su sala de operaciones en el sur.
Analistas alertaron que el foco de Daesh en Deraa se concentra en la zona de Sahem Golán, fronteriza con Israel, cuyo Gobierno es acusado desde el inicio del conflicto de ofrecer apoyo logístico a los terroristas.
LA IMPUNIDAD DE LOS ATAQUES ISRAELÍES
Los ataques aéreos israelíes contra Siria no se detuvieron desde el inicio del conflicto, entre 2012 y 2015; esas acciones hostiles coincidían siempre con las ofensivas llevadas a cabo por el llamado Ejército Sirio Libre y otras agrupaciones radicales opositoras para tomar las ciudades principales de Damasco y Alepo.
En este 2022, las incursiones de los cazas israelíes evitaron entrar en el espacio aéreo sirio y dispararon sus misiles desde el vecino Líbano o el mar Mediterráneo, no obstante, las defensas antiaéreas lograron derribar el 85 por ciento de los proyectiles, aseguró a Prensa Latina un alto mando militar.
La impunidad que ofrece Washington y el vergonzoso silencio de las Naciones Unidas llevó a Tel Aviv a cruzar otras líneas rojas al atacar infraestructuras civiles vitales y ocasionar la salida del funcionamiento de los aeropuertos internacionales de Alepo y Damasco, así como el puerto comercial de Latakia y el centro de investigaciones científicas de la ciudad de Messiaf, en el centro del país.
Ante la violación deliberada y flagrante de la soberanía de un estado miembro de la ONU, Damasco instó, sin resultado alguno, al Consejo de Seguridad a emitir una condena pública contra Israel.
IDLIB, EL MAYOR BASTIÓN TERRORISTA EN SIRIA Y LA REGIÓN
La provincia septentrional siria de Idlib se convirtió en el feudo en el que se refugiaron miles de yihadistas extranjeros y terroristas derrotados en otras zonas; el ejército, con apoyo de Rusia e Irán, logró liberar la mitad de la región a principios de 2020, pero las operaciones se detuvieron tras la intervención directa de Turquía.
Un acuerdo firmado con Moscú, de establecer una zona de desescalada en esa gobernación, nunca fue respetado por la llamada Junta para la Liberación del Levante, otrora Frente al-Nousra, que persiste en sus bombardeos indiscriminados contra comunidades civiles.
Las operaciones antiterroristas en esta zona se limitaron en 2022 a los ataques aéreos conjuntos que destruyeron decenas de sedes y campos de entrenamiento de los terroristas, además de plantas para ensamblaje de drones y depósitos de misiles antiblindados Tow, de fabricación estadounidense.
PRESENCIA MILITAR DE ESTADOS UNIDOS, CADA VEZ MENOS TOLERADA
Desde 2014, Estados Unidos estableció bases militares en la región nororiental de Al-Jazira y en la de Al-Tanef en el este de Siria, con el pretexto de luchar contra el Daesh, pero los hechos confirmaron que su principal objetivo era saquear las riquezas naturales de petróleo, gas y trigo, y entrenar y reciclar a terroristas para utilizarlos en los ataques contra el ejército sirio. La ira y el rechazo popular contra Washington y su presencia ilegal aumentan, mientras los movimientos de las tropas del Pentágono enfrentan hoy más restricciones dentro del territorio de esta nación levantina.
Casi a diario, los medios locales reportan que tantos lugareños como militares hacen frente a las columnas de soldados estadounidenses que son expulsados u obligados a cambiar de ruta para llegar a sus enclaves, concentrados principalmente en los campos de petróleo y gas.
Por otro lado, las casi 15 bases militares norteamericanas son frecuentemente atacadas con misiles y drones, en particular las dos ubicadas en los campos petroleros de Omar y Remelan en las provincia de Deir Ezzor y Hasakeh, respectivamente, mientras aviones no tripulados atacaron el enclave ubicado en el área de Tanef, cerca de las fronteras con Iraq y Jordania.
TURQUÍA MANTIENE PRESENCIA MILITAR Y CONTINÚA BOMBARDEOS
La intervención militar turca en Siria comenzó en 2018, cuando los efectivos de esa nación euroasiática y agrupaciones armadas ilegales que patrocina lograron -mediante tres operaciones denominadas Ramo de Olivo, Fuente de Paz y Escudo del Éufrates- controlar extensas áreas en las provincias de Idlib, Alepo, Raqa y Hasakeh.
Estadísticas castrenses revelan que Ankara tiene en Siria unos 110 puntos y bases con más de 15 mil soldados, donde entrena, arma y financia en el norte al llamado Ejército Nacional Sirio, que lo emplea actualmente en sus operaciones terrestres contra las milicias kurdas.
Durante el año en curso, Turquía se limitó a lanzar incursiones aéreas y bombardeos con artillería contra decenas de localidades aledañas a las zonas bajo su dominio, en particular en la provincia de Hasakeh.
Además de provocar pérdidas materiales y humanas, las acciones militares contra las localidades fronterizas obligaron a miles de civiles a abandonar sus hogares y dirigirse hacia las zonas del sur, controladas por el ejército sirio.
El ritmo de los ataques aumentó a partir del 20 de noviembre con el lanzamiento de una operación aérea denominada Garra-Espada que apuntó contra cientos de blancos de las milicias kurdas en esas provincias, en venganza por el atentado de Estambul ocurrido el 13 de noviembre, en el que murieron seis personas y 81 resultaron heridas.
Expertos y estrategas coinciden en señalar que las acciones de esa nación, junto a las de Estados Unidos e Israel, figuran entre los factores principales que impiden la liberación del país y la estabilidad nacional.
Fuente: Prensa Latina