Brasil 2022: Lula retorna por tercera vez al poder

Bolsonaro es el primer jefe de Estado en funciones que no pudo reelegirse y tampoco lideró las encuestas en el año anterior a las votaciones, algo que no ocurrió en los intentos -exitosos- de Fernando Henrique Cardoso en 1998, Lula (2006) y Dilma Rousseff (2014).

Damasco, 29 dic (SANA)  Por tercera vez el extornero mecánico Luiz Inácio Lula da Silva, candidato del Partido de los Trabajadores (PT), resultó elegido el 30 de octubre para gobernar Brasil, 12 años después de dejar el cargo.

El exsindicalista, con la energía de 30 años, como se autodefine, enfrentó por sexta ocasión otro escrutinio (ahora en segunda vuelta). Lo hizo en 1989, 1994 y 1998, y solo venció en 2002, 2006 y 2022.

Lula ganó esta segunda ronda de sufragio con 50,90 por ciento de los votos válidos, al derrotar al mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro, quien codiciaba reelegirse por el Partido Liberal y recibió 49,10 por ciento.

Ambos disputaron el balotaje por no lograr en el primer pleito del 2 de octubre la mayoría absoluta de papeletas, es decir, más de la mitad de válidas (excluidas blancas y nulas), como establece la legislación para ser electo.

El resultado en urnas se considera la votación presidencial más cerrada de la historia reciente del gigante suramericano, que afronta una polarización sin precedentes.

Bolsonaro es el primer jefe de Estado en funciones que no pudo reelegirse y tampoco lideró las encuestas en el año anterior a las votaciones, algo que no ocurrió en los intentos -exitosos- de Fernando Henrique Cardoso en 1998, Lula (2006) y Dilma Rousseff (2014).

Durante un baño de masas en la emblemática Avenida Paulista (Sao Paulo) tras conocer el triunfo en la consulta, el gobernante electo, de 77 años, admitió que enfrentó «la guerra más difícil», en alusión a los ataques contra su persona y fake news (noticias falsas) en la campaña electoral.

Remarcó que gobernará para todos. «Fui elegido para gobernar a 215 millones de brasileños (…) sin mirar si la persona es de derecha o de izquierda». Insistió que esta es «la victoria más consagratoria porque derrotamos el autoritarismo y el fascismo en este país. La democracia está de vuelta», recalcó.

Bajo presión por los nuevos desafíos, el errabundo a los ocho años y lustrabotas a los nueve, cuenta principalmente con el apoyo de los más pobres, los jóvenes, las mujeres y las minorías.

Sin embargo, para las elecciones Lula construyó una alianza con sectores más inclinados a tendencias de centro que lo respaldaron con la finalidad común de derrotar a Bolsonaro. Pero, pese al fracaso, el exmilitar tuvo en urnas casi la mitad del apoyo del electorado y será en los próximos cuatro años una incómoda oposición al dirigente progresista.

DIFÍCIL REGRESO A LA PRESIDENCIA

El manipulado accionar de la desactivada operación judicial Lava Jato, encabezada por el otrora coordinador Deltan Dallagnol y el exjuez Sérgio Moro, resultó suficiente para apartar a Lula de las deliberaciones de 2018 y pavimentar el camino para el triunfo de Bolsonaro.

Injustamente, según se comprobó en tribunales, el fundador del PT permaneció 580 días en prisión política (entre abril de 2018 y noviembre de 2019).

Más tarde tuvo anuladas, el 15 de abril de 2021, sus condenas que le posibilitaron recuperar los derechos políticos y colocarse en la carrera por el Palacio del Planalto, sede del poder ejecutivo.

Como era de esperar, el expresidente (2003-2011) sufrió además una avalancha de imputaciones en juzgados, pero con el tiempo mostró la verdad libre de culpas e inigualable pureza moral.

El exdirigente obrero recobró su elegibilidad y registró además 26 impresionantes victorias judiciales en el Supremo Tribunal Federal (STF).

Comentaristas políticos consideran que la pugna Lula-Bolsonaro resultó la batalla inconclusa de las elecciones de hace cuatro años, tras la condena sin pruebas emitida por Moro.

Agencia SANA, [12/29/2022 11:48 AM] Otros aseguran que, ahora en 2022, para hacer posible la victoria y también asegurar estabilidad política, el líder petista colocó en su fórmula electiva como vicepresidente al exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin, del Partido Socialista Brasileño.

Lula ganó la primera vuelta de plebiscito con un 48,43 por ciento de los votos, frente a Bolsonaro que alcanzó un 43,20.

«Siempre pensé que íbamos a ganar. Y vamos. Esto es solo una extensión», declaró tras conocer su triunfo en ese pleito.

Agradeció la confianza de los más de 58 millones de electores brasileños y admitió que quería «ganar en el primer turno, aunque no siempre es posible. Pero la creencia de que nada sucede por casualidad me motiva. Todas las encuestas nos colocaban en primer lugar, y siempre pensé que íbamos a ganar. Y vamos. Eso es solo una prórroga», reiteró.

A lo largo de los meses, Lula se mantuvo como favorito en todas las encuestas de opinión para ganar en primer turno ante Bolsonaro, quien sorprendió a sondeos y analistas que alertaron sobre el fortalecimiento del bolsonarismo y el movimiento conservador imperante desde 2018.

Tras los resultados de la primera ronda, la tercera clasificada en ese turno, la candidata del Movimiento Democrático Brasileño Simone Tebet confirmó su apoyo a Lula.

El cuarto lugar entre los pretendientes, Ciro Gomes, quien no respaldó abiertamente al exsindicalista, siguió la decisión de su partido, el Democrático Trabalhista, que se posicionó a favor del principal adversario, el excapitán del Ejército.

Válido recordar que, entre la primera y segunda vuelta, los votantes también vieron los debates presidenciales en televisión, marcados por la desinformación y los ataques.

«Parece que mi oponente está descompensado. Porque es una samba de una sola nota. Estoy diciendo que el presidente Bolsonaro es el farsante que mintió seis mil 498 veces durante su mandato y solo en los programas de televisión obtuvimos 60 derechos de respuesta a sus mentiras. Eso es todo», resaltó Lula como reacción.

En medio de la campaña electoral para el segundo enfrentamiento en urnas, el 51 por ciento de los brasileños consideró que el expresidente merecía retornar al poder, según una investigación del banco Genial junto a la consultora Quaest.

La encuesta aseguró asimismo que un 48 por ciento creía que Bolsonaro debía tener un segundo mandato.

DEFENDER LA DEMOCRACIA

Durante ese periodo, Lula denunció que la democracia en Brasil transita por un mal momento debido al exparacaidista, un negacionista de la política.

«Nos enfrentamos a un ciudadano (Bolsonaro) que quiere aumentar el número de ministros de la Corte Suprema para tener el control sobre ella. Nunca he designado ministros para ayudarme, sino para que cumplan el papel de la Suprema», aclaró Lula.

Ante el pésimo momento de la democracia, defendió el diálogo como forma de mejorar Brasil y aseguró que sacará al país del atraso y del mapa del hambre una vez más.

Luego de la votación, la Justicia Electoral formalizó el 12 de diciembre el triunfo de Lula en las urnas. Junto a Alckmin, el jefe de Estado electo se graduó (certificar su victoria en el plebiscito) en el Tribunal Superior Electoral (TSE), en Brasilia.

Ese documento habilitó a ambos a tomar posesión en los cargos de presidente y vicepresidente ante el Congreso Nacional.

Durante la ceremonia de entrega del diploma del TSE y sin mencionar el nombre del derrotado Bolsonaro, el hijo de la clase obrera denunció que «pocas veces en la historia de ese país la democracia estuvo tan amenazada, la voluntad popular fue tan puesta a prueba y tuvo que vencer tantos obstáculos para finalmente ser oída».

Elogió la sabiduría de su pueblo «que eligió el amor en vez del odio, la verdad en vez de la mentira y la democracia en vez del arbitrio». Destacó el coraje del STF y TSE «que enfrentaron toda suerte de ofensas, amenazas y agresiones para hacer valer la soberanía del voto popular».

Señaló conductas irregulares practicadas por Bolsonaro, a quien acusó de usar la máquina pública para comprar votos. «Los enemigos de la democracia arrojaron dudas sobre las urnas, cuya fiabilidad es reconocida desde hace mucho tiempo por todo el mundo», apuntó.

Tales adversarios «amenazaron a las instituciones, crearon obstáculos de última hora para que electores fueran impedidos de llegar a sus lugares de votación, intentaron comprar el voto de los electores con falsas promesas de dinero abundante desviado del presupuesto público», enumeró.

Ellos, agregó, «sembraron la mentira y el odio, y el país enfrentó una violencia política que solo se vio en las páginas más tristes de nuestra historia. Y, sin embargo, la democracia ganó», remarcó.

La ceremonia de entrega de la banda presidencial está programada para el 1 de enero en el Palacio de Planalto, a la cual Bolsonaro dejó entrever que no asistirá.

Por Osvaldo Cardosa

Fuente: Prensa Latina

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