Bajeza moral: defienden bombardeos de Kiev y fiestas de Marin, pero no condenan atentado a Dúguina

Damasco, 27 ago (SANA) La doble moral, llamada habitualmente doble rasero, de Occidente, está dando su ‘do de pecho’ a toda orquesta. Mientras miran para otro lado cuando Rusia denuncia los bombardeos de Kiev contra la central nuclear de Zaporozhia que podría acarrear una catástrofe global, y defienden fiestas de premier de Finlandia, no condenan el asesinato de Dúguina.

La defensa de la ONU a Kiev

La defensa de la ONU, el ‘Occidente colectivo’, la ‘comunidad internacional’ –todos ellos sinónimos– a Kiev, está en sus horas más bajas desde todo punto de vista: tanto en apoyos, como en cuestiones morales y éticas, y sobre el derecho internacional.

Así, la expresidenta de Chile y actual Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, al referirse al conflicto entre Rusia y Ucrania, es decir, entre Rusia y la OTAN, pregonó:

“Seis meses después, los combates continúan, en medio de riesgos casi impensables para la población civil y el medio ambiente, ya que las hostilidades se desarrollan cerca de la central nuclear de Zaporiyia. Pido al presidente ruso que detenga el ataque armado contra Ucrania. La central de Zaporiyia debe ser desmilitarizada inmediatamente”.

Sobre los bombardeos del Ejército ucraniano precisamente a la central nuclear de Zaporozhia, no dijo absolutamente nada, como era de esperar. “La señora Bachelet, como tantos, no son más que cacatúas que repite lo que dicen los poderes globalistas”, dice al respecto el director del Instituto Español de Geopolítica, Juan Aguilar.

¿Justificando lo injustificable?

Días pasados, se filtraron videos y fotos de la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, donde se la veía de fiesta, e incluso fotos de mujeres haciendo toples en su residencia oficial.

Los mismos de siempre salieron en su defensa, arguyendo que se la atacaba solo por ser una mujer, por ser libre, y por querer divertirse como cualquier persona. Una defensa que, por ejemplo, no hicieron por el primer ministro británico, Boris Johonson, por fiestas muy similares. Unas fiestas que le terminaron costando el cargo.

Y una defensa, la de Sanna Marin, que no recibió de nadie la figura de la periodista y filósofa rusa, Daria Dúguina, asesinada con un atentado terrorista. Lo que condenó a Dúguina, no es que fuera una mujer, es que fuera rusa. “Esto solo indica la bajeza moral de las élites occidentales”, afirma al respecto Juan Aguilar.

Fuente: Sputnik

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