Damasco, 16 jun (SANA) Joe Biden es una persona terca, que no se deja ayudar o aparenta sordera, pero consta que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, intentó ayudarlo y le habló alto y claro.
Algunos ejemplos de su terquedad ante las alertas de López Obrador están a la mano, otros no tanto. El más conocido: “si no se invita a todos, no voy”, le advirtió cuando Biden inventó una cumbre para atraerse el apoyo de América a su política hacia Ucrania.
Joe Biden es una persona terca, que no se deja ayudar o aparenta sordera, pero consta que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, intentó ayudarlo y le habló alto y claro.
Algunos ejemplos de su terquedad ante las alertas de López Obrador están a la mano, otros no tanto. El más conocido: “si no se invita a todos, no voy”, le advirtió cuando Biden inventó una cumbre para atraerse el apoyo de América a su política hacia Ucrania.
La respuesta fue que lo pensaría, pero el encuentro estaba diseñado para que no estuvieran Cuba, Nicaragua y Venezuela. Su idea, al parecer, era concentrar la “cumbre” en los intereses de su gobierno, y no en lo que provocara confrontación.
Si es una cumbre de las Américas y se excluyen protagonistas, ¿de qué lugar, de qué galaxia son los que no están invitados?, le advirtió. No hubo forma de que entendiera.
Jamás Biden interpretó el fondo del mensaje: una incapacidad de convocatoria como se veía ya por el tema cubano podría derivar en una evidencia de que los problemas internos que enfrenta son tan graves que sepultan los que a América Latina y el Caribe les interesaría abordar con él en una cumbre verdadera.
El mandatario mexicano le advirtió en sus conferencias de prensa matutinas que, al dejarse guiar por senadores reaccionarios como Bob Menéndez, Marcos Rubio y Ted Cruz, cometía el error dejar en inescrupulosas manos las relaciones hemisféricas de Estados Unidos.
Incluso le explicó que los grupos de poder en Miami no son tan fuertes como aparentan, pueden tener significación económica, pero no llegan ni al tobillo de la importancia política de otras comunidades latinas como la de México que suma 40 millones.
Biden se fue por los viejos atajos de Donald Trump y George W. Bush, de que Miami es republicana y decide la Florida, lo cual desmintió Barak Obama en 2008 al ganarla por más de 200 mil votos pese tener en contra a esa misma corruptela que hoy lo acosa.
Tampoco escuchó a López Obrador cuando le sugirió zafarse de las presiones y el chantaje de Bob Menéndez quien usa como garrote su voto presuntamente decisivo en un Senado dividido 50-50.
Más allá de esos pormenores, Biden no escuchó la advertencia estratégica de López Obrador acerca del reacomodo de fuerzas a nivel mundial que está revelando la guerra en Ucrania, y que Amlo enfoca desde una perspectiva económico-comercial, no militar.
México habla de crear un bloque comercial sin hgemonismos ni conductor, multilateral, para enfrentar el cambio.
No es necesario explicar que el poder real en Estados Unidos sigue conectado a un muy improbable mundo unipolar con ellos de mandamás, incluida América. Persistir en esa idea ha llevado a lo de Ucrania, pero eso obliga a tener una capacidad de movilizar a gobiernos que Biden no parece poseer.
El canciller Marcelo Ebrard lo dijo claro y alto en la «cumbre»: 20 de 32 rechazaron la exclusión y 10 se abstuvieron de mencionarla. solo dos a favor.Fue una auténtica rebelión.
Contrariamente a Biden, para López Obrador se está labrando un futuro de bloques económicos, de integración regional, sin jefes, y allí radica su enfoque del cambio de época.
Para él, la cumbre era un escenario ideal para lanzar nuevas relaciones hemisféricas sin OEA, sin bloqueos, amenazas, ni hegemonismos, una zona de cooperación económica y unidad reales dentro de la diversidad y respeto a la soberanía.
Amlo le repite a Biden que América necesita otra revolución industrial y tecnológica, otro tipo de relaciones de producción, crear lo que consume y no seguir comprando todo a Asia, y una redistribución regional de la riqueza que acabe con la migración.
Es oportuno traer a colación elementos de una reciente entrevista de Russia Today a Michael Hudson, economista y exanalista de Wall Street estadounidense. Estos son algunos concluyentes que se avienen a la fracasada cumbre de Biden:
-¿Quién duda que la guerra en Ucrania fue provocada por Estados Unidos? ¿Por qué lo hizo? Para atraer a Europa a su órbita e impedir las transacciones económicas de Europa con Rusia o China.
-Washington está dividiendo al mundo en dos. Habrá un área del dólar dominada por Estados Unidos, y otra multilateral encabezadas por Rusia y China. América Latina y el sur global objetivamente pueden lograr mejor trato con el Kremlin y Beijing que con la Casa Blanca.
-El dólar quedará fuera de la circulación del mundo y terminará el imperialismo monetario que, de hecho, ya está terminado.
-Ya nadie va a confiar que las transacciones se realicen en dólares porque Washington puede incautar el dinero de quienes no están de acuerdo en entregarle su excedente. Estados Unidos se ha aislado. Se disparó en el pie.
Por: Luis Manuel Arce Isaac
Fuente: Prensa Latina