Damasco, 21 mar (SANA) Bajo las acusaciones de posesión de armas de destrucción masiva, los Estados Unidos de América y sus aliados invadieron Irak en un día como este del año 2003, donde mataron a 1,2 millones de iraquíes, hirieron a cientos de miles y desplazaron a cinco millones, además de causar grandes pérdidas en infraestructura e instalaciones vitales, según estadísticas internacionales.
Previamente a la invasión, Washington y sus aliados, encabezados por Gran Bretaña, orquestaron una propaganda mediática sobre la posesión de armas de destrucción masiva por parte de Irak, ignorando los informes de los equipos de inspección internacionales, el más destacado de los cuales fue el de Hans Blix, que demostró la falsedad de tales afirmaciones.
La decisión que se tomó durante una reunión celebrada en aquel entonces por el presidente estadounidense George W. Bush y el primer ministro británico Tony Blair en los Azores el 16 del mismo mes, fue recibida con el rechazo internacional, pues se desencadenaron manifestaciones de condena a la prevista agresión, cuyo objetivo era saquear las riquezas y capacidades de los iraquíes.
Jeff Hoon, ex ministro de Defensa del gobierno de Blair, reveló que éste había ordenado quemar un “memorando secreto” que demostraba que la invasión estadounidense-británica de Irak fue ilegal y que Blair mintió deliberadamente sobre la amenaza que representaba Irak para justificar la participación de Gran Bretaña con los Estados Unidos.
El plan para la invasión fue premeditado y preparado de antemano. Confirma esto la respuesta de Bush Jr. a la admisión del ex presidente estadounidense Bill Clinton en 2004 del error: “Incluso si supiera antes de la guerra que no había armas prohibidas en Irak, yo habría entrado en Irak”. A su vez Blair admitió que participó en la invasión de Irak, a pesar de la falta de pruebas de posesión de armas de destrucción masiva.
Las acciones de Estados Unidos en Irak luego de su invasión llevaron al agravamiento de la situación en toda la región y al surgimiento de la organización terrorista Daesh, lo cual fue confirmado por el jefe del Partido Liberal Democrático Ruso, Vladimir Zhirinovsky, con motivo del 19º aniversario de la invasión.
“Los estadounidenses esperaban dividir Irak y todos los países del Medio Oriente, de modo que existieran docenas de mini estados para que Israel dominara a todos, pero sus planes de partición no tuvieron éxito en Irak, Siria, Libia y Afganistán”, precisó. Por su parte, el investigador Amir Al-Saadi consideró que Estados Unidos convirtió a Irak en un escenario de ajuste de cuentas, y dijo: “América inicialmente dio paso a al-Qaeda y a posteriori llegó Daesh, que destruyó todo, incluso sitios arqueológicos y patrimonio iraquí”.
La invasión de Irak constituyó otra página oscura en la historia de Estados Unidos y sus aliados occidentales, llena de belicismo y terrorismo encauzado contra países que no giran en su órbita haciendo grato servicio a la entidad sionista y sus planes.
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