Damasco, 02 mar (SANA) Los visitantes de la Gran Mezquita Omeya en Damasco pueden observar una serie de columnas y arcos que constituyen las ruinas del Templo romano de Júpiter.
El referido templo fue construido por los arameos para adorar a Hadad, “Dios de la fertilidad, las tormentas eléctricas y la lluvia” a principios del primer milenio a.C.
En la era romana, el templo fue reconstruido y ampliado bajo la dirección del arquitecto Apolodoro, nacido en Damasco, y recibió el nombre de Templo de Júpiter.
Teodosio I transformó el templo en iglesia y la dedicó a Juan el Bautista. Después de que los musulmanes conquistasen Damasco en 635, la iglesia fue compartida durante setenta años.
A comienzos del siglo IV d.C, el templo fue separado de la ciudad por dos masas de muros.
sm/fm