Damasco, 25 ene (SANA) El deterioro sustancial de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia en los últimos meses alcanza hoy niveles peligrosos para la paz y la seguridad internacional, destacan expertos en el tema.
Especialistas citados por el diario The Washington Post afirmaron que los funcionarios estadounidenses ahora se preguntan si su decisión de rechazar las demandas principales de Moscú para su seguridad precederá a lo que podría ser «la guerra terrestre más grande en Europa en décadas».
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) confirmó este lunes que puso gran parte de sus fuerzas en estado de alerta y envió buques y aviones de combate adicionales a Europa del Este.
Sin embargo, según el diario The New York Times, funcionarios de inteligencia estadounidenses no creen que el presidente Vladimir Putin haya tomado la decisión de invadir Ucrania, y los diplomáticos rusos reiteraron que no hay planes para hacerlo.
El secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, anunció en la tarde de este lunes que más de ocho mil 500 efectivos militares norteamericanos fueron puestos «en estado de máxima alerta» ante el incremento de las tensiones con Rusia sobre Ucrania, aunque todavía no se tomó una decisión final de enviar esas tropas a Europa.
Estaremos listos para ayudar a nuestros aliados, para asegurar el flanco oriental de la OTAN, añadió Kirby.
Sobre esta problemática, varios medios de prensa estadounidenses reportaron este fin de semana que el presidente Joe Biden valora desplegar miles de efectivos militares de ese país a Europa Oriental y países bálticos, aunque por ahora excluye una presencia bélica en territorio ucraniano.
Entre las agrupaciones estaría la 173ª Brigada Aerotransportada con base en Vicenza, Italia, y el 2º Regimiento de Caballería a Polonia desde su estado mayor en Vilseck, Alemania, destaca hoy el periódico Stars and Stripes, especializado en temas castrenses.
Por otra parte, Estados Unidos incrementó en las últimas semanas sus actividades de inteligencia contra Rusia que incluyen el empleo de aviones E-8 JSTARS, y RC-135 Rivet Joint para la vigilancia de las unidades terrestres rusas.
Como parte de estas actividades, transcurre el ejercicio de la OTAN Allied Spirit 22 (Espíritu Aliado) que comenzó el 21 de enero y cuyo puesto de mando principal radica en Hohenfels, Alemania.
Unos cinco mil 200 efectivos de 15 países, incluyendo Alemania, Hungría, Italia, Kosovo, Letonia, Lituania, Países Bajos, Moldavia, Polonia, Portugal, Eslovenia, España, Turquía, Reino Unido y Estados Unidos participan en estas maniobras de gran envergadura que culminarán el 5 de febrero próximo.
Según el sitio web del Comando de Europa y África del Pentágono, el Allied Spirit 22 es un escenario ideal para preparar grandes unidades mecanizadas y blindadas.
Expertos coinciden en señalar que tales agrupaciones constituyen elementos cruciales en el lanzamiento de operaciones ofensivas terrestres o en la realización de contragolpes destinados a rechazar una supuesta operación rusa hacia el oeste.
Entretanto, el Ejército ucraniano realizó recientemente un ejercicio en la provincia de Jersón cerca de la frontera con la región de Crimea (Rusia), informaron el 21 de enero las Fuerzas de Defensa de Ucrania, de acuerdo con reportes de la agencia rusa Sputnik.
Por otra parte, los servicios de inteligencia estadounidenses aseguran que Rusia ha desplegado unos 100 mil efectivos militares, así como medios blindados y artillería pesada a lo largo de la zona fronteriza con Ucrania.
Sin embargo, Moscú defiende la legitimidad de este operativo porque lo realiza en su propio territorio, ante la negativa de Occidente de tomar en cuenta las demandas de seguridad de las autoridades rusas, que incluyen garantías de que Ucrania y Georgia no se convertirán en miembros de la OTAN.
Rusia, en un reclamo legítimo por defender sus intereses geoestratégicos e incluso la supervivencia como nación, rechaza los intentos reiterados de occidente de expandir la membresía de la OTAN hacia el este, planes que el Kremlin califica de una provocadora amenaza directa a la nación eslava.
Por Roberto García Hernández
Fuente: Prensa Latina