Damasco, SANA
Los damascenos utilizaron la cristalería para sus necesidades cotidianas del hogar durante mucho tiempo.
El soplado de vidrio es una de las profesiones más antiguas que, hoy en día, se enfrenta a los peligros de extinguirse como resultado de la desaparición de las personas que la ejercían.
El artesano, Ahmed al-Hallaq, de 65 años de edad, cuenta a SANA su largo trayecto con la artesanía del vidrio soplado que junto a sus hermanos heredó de su padre y abuelo.
Hallaq dice que cada día fabrica jarras, vasos de diferentes formas, colores y tamaños, así como botellas, jarrones decorativos, faroles, candelabros, racimos de uva y otras formas según el pedido del cliente.
El trabajo se basa principalmente en el reciclaje de vidrios rotos como materia prima, ya que resulta menos costoso que fabricarlo con la materia prima “arena”, que es más cara.
Sobre el mecanismo de enclavamiento del vidrio con cobre es a través del calentamiento del cobre y luego soplando la pasta de vidrio en su interior, y una vez completada la etapa de asado, vuelve al cobrero para limpiarlo y pulirlo, además de revestir las piezas de vidrio con oro o plata.
Sobre las etapas del trabajo, Hallaq explica que después de moler el vidrio, se pone en el horno para fundirlo, después de madurar la masa de vidrio, se sopla en la bola de vidrio y luego el artesano la mueve giratoriamente en el extremo del tubo y lo apoya sobre una superficie lisa y fría hasta que tome la forma de un disco.
La pieza es transferida a la mano del pintor, quien, a su vez, con su mano deja su retoque artístico, creatividad e innovación con diversas decoraciones, inscripciones y colores que le agrega y luego se coloca en el horno hasta que se seque y quede fijado su color.
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