Nueva York, SANA
El embajador permanente de Siria ante las Naciones Unidas, Bashar Jaafari, subrayó que el régimen turco continúa utilizando el agua potable como arma de guerra contra los residentes de la provincia de Hasakeh por su rechazo a la ocupación de sus tierras.
“En virtud del Derecho Internacional, el corte de agua constituye un crimen de guerra y de lesa humanidad, lo cual requiere de las Naciones Unidas actúes rápidamente para poner fin a la ocupación y acabar con el sufrimiento de los residentes de Hasakeh”, dijo Jaafari durante una sesión del Consejo de Seguridad dedicada a la situación humanitaria en Siria.
Agregó que el sufrimiento de la población civil en la región de Jazeera (Este del Éufrates) no solo se debe a las prácticas criminales de la organización terrorista Daesh o a los crímenes perpetrados por la llamada coalición internacional sino también por los crímenes de los ocupantes estadounidense y turco, las milicias separatistas y las organizaciones terroristas.
El diplomático sirio señaló que la situación humanitaria en Siria fue abordada de forma selectiva por algunos gobiernos de países miembros en el Consejo de Seguridad. “hasta el día de hoy, la selectividad politizada se centra en zonas determinadas a fin de proteger los remanentes de las organizaciones terroristas que controlan a dichas zonas y para impedir al ejército sirio y sus aliados de liberarlas del terrorismo, además de ignorar la situación humanitaria catastrófica que viven los sirios bajo la ocupación de los ocupantes estadounidense y turco”, aseguró.
Indicó que más de un millón de civiles en la ciudad de Hasakeh y las zonas adyacentes afrontan desde hace más de 20 días la sed y la falta de agua debido a la insistencia del régimen turco en usar el agua potable como arma de guerra para castigar a los residentes por rechazar la ocupación de sus tierras.
“Las fuerzas de ocupación turcas y sus instrumentos terroristas, con luz verde de la administración estadounidense, interrumpieron el bombeo de agua en la estación de Alouk en más de 16 ocasiones, lo que causó un gran sufrimiento a nuestra población de Hasakeh que sufre sed en medio de ola de calor y desafíos sanitarias vinculadas con la propagación de la pandemia del nuevo Coronavirus”, explicó Jaafari.
El jefe de la misión siria ante la ONU destacó que el Estado sirio y las organizaciones humanitarias sirias asumieron sus responsabilidades en garantizar el agua potable a la población civil en Hasakeh.
Jaafari también aludió a la explosión que sufrió el gasoducto que abastece a las centrales eléctricas en Siria, el cual fue saboteado por los terroristas.
“El acto terrorista provocó la interrupción de la electricidad en varias regiones de Siria”, detalló, y aseguró que la explosión fue llevada a cabo por grupos terroristas apoyados por las fuerzas de ocupación estadounidenses y desplegados en la zona ocupada de Tanef”, denunció.
Agregó que este atentado forma parte del terrorismo económico practicado por ciertos gobiernos de países miembros del Consejo contra Siria mediante la imposición de medidas coercitivas y unilaterales, incluida la denominada “Ley César”.
En respuesta a los comentarios del embajador de Estados Unidos sobre el campamento Al-Hol, Jaafari atribuyó la situación actual en el campamento a la administración estadounidense, sus milicias terroristas y algunos gobiernos de los países de la Unión Europea.
Y.K./ F.M./ A. H.