Damasco, SANA
En la orilla derecha del río Éufrates, a unos 85 km al oeste de la ciudad de Raqa, se encuentran ruinas de columnas, muros, viviendas y salones que narran la historia del antiguo reino sirio de Emar.
Los arqueólogos no habían descubierto este reino, sino lo reconocieron a través de los textos de otros reinos antiguos como Ebla y Ugarit.
El referido reino desempeñó gran papel en las relaciones políticas y económicas entre Siria, la Mesopotamia y Anatolia.
Su lugar hoy en día se conoce como la localidad de Mascaneh, en la provincia de Raqa.
El reino fue descubierto en 1972 por la misión del Instituto Francés de Estudios Árabes en Damasco.
Según el arqueólogo Bassam Yamus, se remonta al tercer milenio antes de Cristo y duró hasta finales de la Edad del Bronce.
Según Yamus, Emar fue mencionada en los textos cuneiformes de la antigua Siria debido a su importancia y ubicación geográfica, lo que lo convirtió en un centro comercial y económico en los períodos de bronce intermedio y moderno, y lo preparó para ser un puerto comercial por un lado y una posición defensiva natural por otro.
La religión que prevaleció en Emar es, como explicó Jamus, la adoración del Dios Baal y su esposa la Diosa Astarté, al igual que los antiguos sirios cananeos, arameos y fenicios.
“Los textos históricos de Emar fueron escritos en los idiomas acadio y babilónica y reflejan la vida de esta ciudad”, dijo el arqueólogo.
Explicó que los aspectos administrativos y económicos dominaban la mayor parte de los textos que ascendían a 300, además de los 67 textos léxicos lingüísticos que nos daban evidencia del surgimiento del pensamiento léxico lingüístico en la antigua Siria.
Según el Dr. Jamus, se encontraron ocho textos literarios de particular interés, incluyendo un pasaje literario de la Epopeya de Gilgamesh, así como un libro de cuentos titulado “La honradez de los héroes en los tiempos antiguos”.
A. H./ F. M.