Damasco, SANA
Cuando un día como hoy hace 74 años el último soldado francés abandonó el territorio nacional, Siria ratificó el derecho a la independencia en una región habitada por más de dos mil 500 años antes de Cristo.
En el presente, el país vive circunstancias excepcionales creadas por una guerra terrorista impuesta desde el 2011,
La nación, representante con características propias de una mezcla de etnias y bases confesionales diversas plenamente identificadas, fue además el resultados de la derrota del Imperio Otomano y la irrupción conjunta y brutal de dos de las potencias coloniales de larga data: Francia y el Reino Unido.
Frente a la inequidad del Tratado Sykes Picot, intento neocolonial de esas potencias para redistribuir desde los puntos de vista geográfico, social y político la región del Oriente Medio, el pueblo sirio desarrolló los sentimientos nacionales, ratificó la identidad árabe y luchó por mantener y avanzar en los principios de una sociedad secular.
Para sobrevivir en medio de tales situaciones, Siria rechazó los intentos coloniales de dividir el territorio y desunir al pueblo sobre la base de conceptos religiosos, económicos y de dominio político y social, con subterfugios que obligaran a una impuesta aceptación de esos criterios.
A la luz de estos años, y a la de una inquietante realidad que intenta revivir esos ‘principios ‘ de injerencia y división, Siria enfrenta ahora el reto de mantener el derecho soberano de construir y avanzar como Estado independiente, secular y tolerante con más virtudes que defectos.
Casi 10 años de enfrentamiento a una guerra terrorista impuesta, con el respaldo sincero de aliados sin intereses hegemónicos, la nación avanza e intenta negociar una paz negada desde los centros de poder occidentales que causó cerca de medio millón de muertos y mutilados, además de pérdidas en la infraestructura por más de 400 mil millones de dólares.
De igual forma, Siria defiende en medio de la crisis mundial por la pandemia del coronavirus, el pleno derecho a defenderse ante un bloqueo implacable que como nunca antes en la región del Oriente Medio pretende destruir a una nación soberana e independiente.
Por Pedro García Hernández
Fuente: Prensa Latina