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Damasco, SANA
El primero de abril de cada año, los sirios celebran el Nuevo Año sirio (Akito en sumerio) que coincide con el inicio de las escenas de la vida y la alegría que generan las flores y los colores de la primavera.
Los pueblos de Oriente solían celebrar el “Akito” que este primero de abril marcó el inicio del año 6769.
Los sirios celebran su propio año nuevo con la organización de actividades sociales, culturales y artísticas que retoman los rituales del inicio de la fertilidad y el crecimiento de la siembra y los cultivos frutales.
De acuerdo al Director General de Antigüedades y Museos en Siria, Mahmoud Hammoud, el nuevo año sirio comienza el primero de abril, y la celebración de esa fiesta remota a la primera dinastía de Babilonia, a comienzos del segundo milenio antes de Cristo.
“Los antiguos sirios que crearon el primer alfabeto, plantaron el primer grano de trigo y escribieron la primera nota musical, escogieron el día primero de abril como fecha para el inicio de su año por ser el verdadero comienzo de la vida después de la temporada del frío y la lluvia”, dijo Hamoud.
Detalló que el Akito simboliza la llegada de la primavera que refleja el verdor, los colores y la frescura de los cultivos y los campos, y se ahí se deriva el significado de la palabra “Akitu” que ligústicamente se refiere a la fecha de la siembra de la cebada y el trigo.
Los acadios, babilonios, asirios y los caldeos celebraban el Akito que fue la fiesta más importante en las sucesivas civilizaciones sirias como Ugarit, Ebla, Mari, Palmira y Damasco, que inspiraban sus rituales festivas de sus actividades agrícolas y de la fertilidad de la tierra.
“Es el festival más antiguo registrado en la historia del Oriente Próximo. La fiesta duraba 12 días, los primeros cuatro se dedicaban a la práctica de rituales religiosos y los días restantes incluían actividades sociales y políticas, además de las procesiones festivas, juegos deportivos, bailes y bodas”, explicó Hammoud.
De la muerte nace la vida, y con la vida termina la muerte dentro de un círculo cósmico sin fin, esa es la esencia de la fiesta Akito.
F. Marouf/ Dr. A. Shaban
